Como si fuese comida, la droga también se entrega a domicilio.
Muchos de los expendedores de droga han dejado las esquinas donde los consumidores podían conseguir el paquete. Ahora se subieron en las motos o bicicletas para entregarla a domicilio. Aunque en ocasiones hacen las dos cosas.
Solo hace falta un mensaje de texto a través de WhatsApp y el vendedor acude hasta la casa o el lugar donde esté su cliente.
La Policía informó que por lo general quienes hacen esta transacción se conocen, pocas veces los vendedores aceptan mensajes de desconocidos y es para evadir a la Policía.
En una investigación de la Policía se estableció que los microtraficantes se mueven en su barrio, en su zona, porque existen códigos no escritos entre las bandas dedicadas a la venta de droga para no invadir territorio.
Cuando un vendedor se introduce en un barrio donde no debe, hay consecuencias. Algunas veces son amenazas e intimidaciones. O crímenes al estilo sicariato para defender los territorios que están “repartidos”.
La Policía ha identificado cerca de diez formas de vender drogas al menudeo en los barrios. Pero la que más ha tomado fuerza es la que se entrega a domicilio, dice un informe de la entidad policial.
Jaime es consumidor. Empezó a los 16 años, ahora bordea los 35, y tiene su propio expendedor. Cuenta que en sus inicios rondaba las calles o iba a la casa del vendedor para comprar cocaína, que es lo que consume.
La primera vez fue acompañado por un conocido del vendedor. A pesar de eso, tuvo que responder varias preguntas porque el microtraficante desconfió de él y pensaba que era un policía encubierto. Con los días se hizo cliente y las sospechas sobre él desaparecieron.
Ahora, ya no debe salir. Con un simple mensaje que dice: “necesito dulces o quiero galletas”, le llegan a dejar. Tampoco tiene que especificar el tipo de droga, pero sí la cantidad. Tres caramelos o tres galletas son tres gramos de cocaína.
En el plan de prevención de drogas de 2013, la Policía identificó el internet como una nueva forma para combatir el tráfico y consumo de estupefacientes. En el plan también se estableció que estas bandas reclutan a adolescentes con adicciones para que repartan el producto y a cambio reciben sus dosis.