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El concepto de amor que se tenía hace más de 20 años ha mutado y muestra de ello es la segunda parte del filme “Sexo, pudor y lágrimas”, en donde dos generaciones se encuentran no para confrontarse, sino para entenderse y aprender de sus contrapartes.

“De lo que nos tuvimos que deshacer fue de la perspectiva de cómo se hacía el amor, cómo se vivía el sexo, las lágrimas y el pudor, porque 20 años más tarde ya no está vigente”, dice este viernes en entrevista con Efe el director Alonso Íñiguez.

“Ahora se habita desde un lugar diferente (…) y a los adultos lo que les está pasando es que la otra generación viene a exigir, a replantear y a preguntar cosas que ellos creen que ya saben, pero que se dan cuenta que no”, agrega.

En 1999, “Sexo, pudor y lágrimas” se convirtió en la tercera película más taquillera de la historia del cine mexicano, pues trataba sin tabúes la sexualidad masculina y femenina.

La película dirigida por Antonio Serrano y protagonizada por Demián Bichir, Susana Zabaleta, Víctor Huggo Martín, Cecilia Suárez, Jorge Salinas y Mónica Dionne, mostraba a dos parejas sentimentales y a dos amigos solteros intentando comprender las necesidades propias y las del sexo opuesto a partir de una guerra entre hombres y mujeres.

“Para todos fue importante decir, ‘hoy en día no podemos abordar el tema de la misma forma’ (…) Ya no es una película de dos bandos, sino que es una gama enorme en la que todos somos seres humanos y en todos existe la masculinidad y la feminidad”, considera Ximena Romo, quien da vida a Katya, la hija de Andrea (Suárez) en la película que se estrena este viernes por HBO Max.

DIÁLOGO ENTRE GENERACIONES

Desde la perspectiva del actor Víctor Huggo Martín, este filme puede ayudar a que los adultos comprendan a las nuevas generaciones sin los estigmas que se han creado al ser llamados una “generación de cristal”.

“No estamos retratando una generación como le llaman de ‘cristal’, sino a una que aborda los temas sin miedo y sin prejuicio”, cuenta Romo mientras que Naian González Norvind, quien da vida a Matilde, la hija de Carlos (Víctor Huggo) y Ana (Zabaleta), dice que sus personajes: “No son rebeldes sin causa sino seres pensantes super maduros y compasivos”.

El filme también cuenta con personajes como Mateo —interpretado por José Ángel Bichir—, el hijo perdido del fallecido Tomás, un joven artista sensible que llega a México en la búsqueda de respuestas; y Sam, interpretado por Victoria Volkova, quien encarna un discurso más justo al cine sobre la comunidad LGBT+, específicamente la trans.

“Platiqué mucho con Alonso para que conocieran el lado de cómo es vivir desde adentro como una mujer trans y sobre todas las preocupaciones que tenía acerca de la representación en medios tan grandes y pudimos hacer un trabajo muy bueno, ni si quiera sentí que tuve que convencer a nadie”, agradece.

EL REENCUENTRO

Susana Zabaleta y Víctor Huggo Martín mantuvieron una amistad después del rodaje de la primer película que se mantiene hasta la fecha. Ambos se reunieron para volver a ver el filme de 1999 y aseguran que lo único que sintieron fue una sensación “intimidante”.

“Hubo una conjunción de eventos maravillosos, no podíamos creer que los astros hubiera estado tan de nuestro lado, que hubiera tantas maravillas juntas, decíamos, ¿podemos volver hacer esto en segunda parte?”, confiesa Víctor Huggo.

A Zabaleta esta nueva versión le deja una reflexión renovada sobre la aceptación y respeto a lo diferente y define a Ana, su personaje, como “la mejor fotógrafa que ha existido, me dio de comer, le fue muy bien en la vida y me enseño muchas cosas acerca del sexo”.

SIN REIVINDICACIÓNES

Si bien el director considera que la primera película tiene una narrativa violenta, nunca buscó redimir a los personajes que habían cometido errores graves en la primera historia.

“Hay acciones del pasado que determinan cosas en el presente, que creo que de eso habla la película, ‘tú tomaste una decisión hace 20 años y las consecuencias son estas’, les pasa a todos los personajes adultos”, cuenta el Alonso. EFE