El término ortorexia procede del griego orthos (justo, correcto) y orexi (apetito o apetencia), por tanto, “apetito correcto”. La ortorexia nerviosa denota una preocupación enfermiza por llevar una alimentación sana.
Parece contradictorio y es paradójico que, si bien la ortorexia nerviosa está provocada por un fuerte impulso por lograr una buena salud a través de una alimentación “limpia”, puede conllevar problemas nutricionales como desnutrición, aislamiento y problemas sociales y psicológicos.
Con la ortorexia nerviosa, que cada vez es más común, como indica la Federación Española de la Nutrición (FEN), el problema gira en torno a la calidad de la comida, no de la cantidad. La obsesión se produce hacia la comida biológicamente ecológica, pura, sin transgénicos ni pesticidas, etc.
Y se rechaza los “insalubres”, “impuros” como el azúcar, los productos lácteos o la carne. Estas decisiones suelen tomarse sin una razón médica detrás ni una explicación científica válida.
El problema es que la persona ortoréxica no suele sustituir los alimentos que rechaza por otros similares des del punto de vista nutricional.
Criterios para saber si se sufre ortorexia
La ortorexia nerviosa no figura en el Manual de diagnóstico y estadístico de la Asociación Estadounidense de Psiquiatría (DSM-5), que los psicólogos y psiquiatras usan para diagnosticar trastornos mentales. El manual sí enumera, en cambio, la anorexia nerviosa, la bulimia, el trastorno por atracón y otros trastornos alimentarios.
La ortorexia nerviosa implica, en la mayoría de los casos, seguir un ritual rígido alrededor de la preparación y la ingesta de alimentos. Bajo esta conducta, la persona evita de manera estricta todos los alimentos que se consideran “no limpios” y “no sanos”.
Hay varios criterios propuestos para diagnosticar la ortorexia nerviosa.
1. Cuando la obsesión por comer “alimentos saludables” se enfoca en preocupaciones sobre la calidad y la composición de las comidas y se siguen dos o más de los siguientes aspectos:
- Consumir una dieta desequilibrada basada en creencias erróneas sobre la “pureza” de los alimentos.
- Preocupación por la ingesta de alimentos poco saludables y por el efecto de la calidad y composición de los alimentos sobre la salud física y emocional.
- Evitar los alimentos que la persona considera “insalubres” como los que contienen grasas, conservantes, aditivos alimentarios, productos de origen animal, etc.
- Dedicar tres o más horas a leer y preparar tipos específicos de alimentos en función de su calidad y composición.
- Sentimiento de culpa y preocupación si se saltan algunas de sus comidas.
- Intolerancia hacia las creencias alimentarias de los demás.
- Gastar cantidades excesivas de dinero en alimentos por su calidad y composición.
2. Cuando la obsesión se ve afectada por:
- Deterioro de la salud física debido a las decisiones tomadas (desequilibrios nutricionales).
- Fuerte angustia o deterioro de las relaciones sociales, rendimiento laboral, debidos a comportamientos obsesivos que se centran en las creencias del paciente sobre la alimentación.
En 2005, investigadores italianos desarrollaron el cuestionario ORTO-15, según el cual una puntuación por encima de 40 indica ortorexia nerviosa y una tendencia a conductas alimentarias patológicas y rasgos de personalidad obsesivo-fóbicos.
Los riesgos de la censura a ciertos alimentos
Todo gira alrededor de la comida. Obsesionarse con cada ingrediente de la dieta, restringir algunos alimentos y tratar de comer lo “perfecto” tiene consecuencias nutricionales y psicológicas. Entre las primeras, destacamos hipovitaminosis o anemia.
Prescindir de alimentos como la carne, los huevos y otros alimentos necesarios para el organismo y no sustituirlos por otros similares pasa factura a la salud. La supresión de grasas puede comprometer la ingesta de vitaminas liposolublesy ácidos grasos. Suprimir la carne lleva a un descenso de los niveles de hierro.
También suele evitarse el calentamiento de los alimentos por encima de los 45ºC por considerarlo insano. Esto hace que todas las enzimas vivas de los alimentos permanezcan intactas y no se eliminen, con la cocción, posibles patógenos.
Desde el punto de vista psicológico, la fijación dietética puede llevar a síntomas de depresión o ansiedad. En algunos casos, la preocupación por la alimentación saludable comparte similitudes con el trastorno obsesivo compulsivo (TOC). Es necesario que lo aborde un especialista que ayude a eliminar todas las conductas obsesivas que se han adoptado.
En la mayoría de los casos se prioriza el consumo de alimentos integrales en su estado más natural, el seguimiento de una dieta vegetariana, sin gluten, sin lácteos, etc., aunque la ortorexia puede desarrollarse a partir de cualquier forma rígida de comer, incluidas las dietas paleo y cetogénica.
La ortorexia lo lleva todo al extremo, se vuelve demasiado restrictiva. Llevar una dieta saludable es hacer lo posible por elegir alimentos nutritivos la mayor parte del tiempo, pero ser flexible si es necesario. La ortorexia puede negar o sentir ansiedad si no se tiene acceso a los alimentos deseados.
Qué hacer frente a la ortorexia
La ortorexia, a diferencia de trastornos alimentarios como la anorexia o la bulimia, es difícil de diagnosticar porque en la mayoría de los casos suele estar enmascarada bajo la idea de una vida saludable.
La barrera entre una alimentación saludable y la ortorexia nerviosa se sitúa cuando la afección causa angustia o consecuencias negativas en la vida de la persona. La recuperación física suele ser la más rápida. La psicológica es un proceso más lento porque obliga a eliminar de los hábitos cualquier conducta adquirida a lo largo de los años.