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Estaba sentada en el asiento posterior de un auto, de repente sintió una presión en el pecho, le faltó el aire y empezó a decir “nos vamos a chocar”, “nos vamos a morir”, “paren el carro”. Su padre se estacionó a un costado de la vía y ella aprovechó para tomar aire y recuperarse. Jennifer, de 26 años de edad, sufrió un episodio de ansiedad al imaginar que pasaría un siniestro de tránsito, “cuando paso mucho tiempo en un mismo lugar comienzo a sudar y luego a hiperventilar, me pongo mal y pienso que algo va a suceder”.Lo mismo le pasa cuando hay muchas personas a su alrededor, por eso prefiere pasar en casa con sus amigas.  
En su caso, dice, la pandemia le ha permitido conocerse un poco más, reconocer su problema de ansiedad y tratarlo, gracias a ello está dejando el cigarrillo, un hábito dañino adquirido durante los momentos de estrés.
La ansiedad se puede experimentar de manera diferente y Jennifer lo sabe bien.
Mientras unas personas sufren de angustia por sus pensamientos catastróficos, otras tienen dificultad para conciliar el sueño, o sufren aumento o disminución de apetito.
Cuando a David S., de 22 años, le da una crisis de ansiedad tiende a ‘comerse’ las uñas hasta el punto de hacérselas sangrar, también le cuesta hacer filas, la espera lo pone intranquilo y empieza a moverse de un lado al otro.
Al joven le diagnosticaron un cuadro ansioso depresivo, asiste una vez por semana a terapia en el subcentro de salud Augusto Egas.
En las próximas semanas será trasladado al área de psiquiatría porque, al parecer, tendrá que medicarse por un tiempo para poder dormir y estar más tranquilo.
A David le preocupa su presente y futuro, lleva un año sin ingresos económicos, quisiera pagar sus estudios superiores, pero no puede, “es difícil visualizarme de una manera positiva en la vida, por eso voy a terapia”.

> AUMENTO. Para la psicóloga clínica Mayra Guerrero, las consultas médicas por trastornos de ansiedad, a raíz de la pandemia, aumentaron.
Asegura que la mayoría de sus pacientes han sido personas que se están recuperando del covid 19.  
“Quienes estuvieron cerca de la muerte padecen de estos episodios de ansiedad y miedo de enfermarse otra vez”, explica la profesional.
También hay casos de pacientes que se sienten histéricos por no querer colocarse la vacuna.
Según Guerrero, el teletrabajo y el abuso de las redes sociales han hecho a muchas personas más vulnerables y con mayor riesgo de padecer trastornos de ansiedad.
La especialista indica que la ansiedad viene por los niveles altos de estrés y preocupaciones cotidianas, “una persona con ansiedad vive con un fantasma en su cuerpo que está pensando cosas ajenas a la realidad, lo que ocasiona una inestabilidad emocional”.

 > TERAPIA. Pacientes de apenas 15 años ya asisten a terapia, algunos sufren de tricotomía, un trastorno que se caracteriza por la necesidad recurrente de ‘arrancarse’ el pelo hasta hacerse daño.
Pese a enfrentar grandes dificultades, algunas personas han encontrado diferentes formas de manejar sus emociones, por ejemplo, Jennifer dedica tiempo a la lectura y hace ejercicios, mientras que David realiza meditación mediante aplicaciones gratuitas, las cuales descarga de su celular, estas le ayudan a relajarse y conciliar el sueño.
En Santo Domingo, los subcentros de salud brindan de manera gratuita atención psicológica. Cuando es necesario, los pacientes son transferidos a hospitales donde están los profesionales en psiquiatría.
El número de personas con cuadros de ansiedad y depresión fue alto, durante la pandemia de covid-19. El miedo a la enfermedad, la inestabilidad económica y el confinamiento fueron algunos de los factores que incidieron, explican dos expertos ecuatorianos. Esto constaba en un estudio de la revista británica The Lancet, publicado el viernes 8 de octubre del 2021.  
Ecuador estaba en la lista de los países con indicadores más altos de problemas de ansiedad y depresión. Estaba junto a Argentina, Perú, Brasil, Chile, Uruguay, Paraguay, etc. En total se tomaron en cuenta 204 naciones, en todo el mundo.