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La defensa del exvicepresidente Jorge Glas, que cumple prisión por casos de corrupción, expresó su temor de que la reciente destitución “por negligencia manifiesta” del juez que le otorgó un habeas corpus, sea “una lección para amedrentar a los demás jueces”.

El magistrado Diego Moscoso, que ya había sido suspendido días después de la polémica decisión, fue finalmente destituido la semana pasada por el pleno del Consejo de la Judicatura al considerar que cometió una “infracción gravísima”.

Moscoso, que actuaba como juez en la jurisdicción de Manglaralto, de la provincia de Santa Elena, concedió un recurso de habeas corpus presentado por la defensa de Glas (detenido en la provincia del Cotopaxi) para que recuperara la libertad, al alegar un deterioro de salud física y mental por las condiciones del encarcelamiento.

La polémica decisión del magistrado permitió a Glas recuperar su libertad durante cuarenta días, hasta que la Corte Provincial de Justicia de Santa Elena la anuló y él fue nuevamente recluido en prisión, esta vez en la Cárcel 4, de Quito.

El habeas corpus fue revocado al considerar una sala superior que el recurso de Glas había sido presentado en una jurisdicción que no correspondía y que el juez no había notificado a la Procuraduría General del Estado.

El equipo legal de Glas ha mostrado su preocupación al considerar que existe un “intervencionismo político en el sistema judicial ecuatoriano”.

“Esta injerencia continuada, culminó el pasado día 22 con la decisión de sancionar al juez que en el ejercicio independiente de su profesión decidió otorgar la medida a Jorge Glas”, anotó la defensa de Glas en un comunicado remito a Efe este jueves, en el que advierte del “peligro de sentar este precedente: ‘La suspensión del juez Moscoso es una lección para amedrentar a los demás jueces'”.

Para la defensa de Glas, el motivo por el que se le concedió el primer habeas corpus “sigue existiendo”.

No en vano, “el traslado de la cárcel 4 Quito no vino sino a reconocer de manera implícita que su estancia previa en Latacunga era un riesgo para él”, reza el comunicado del despacho de Christophe Marchand, Juscogens, en Bélgica.

Añade que, en la última audiencia sobre una nueva petición de habeas corpus, del pasado 17 de junio, quedó de manifiesto que el estado de salud y, por lo tanto, el peligro para su integridad física, sigue existiendo.

Glas ingresó inicialmente en prisión a finales de 2017 y ha sido condenado en tres casos de corrupción: uno por asociación ilícita relacionado con la trama Odebrecht (con 6 años de cárcel); otro por cohecho ante la financiación ilegal para su movimiento político (con 8 años), y un tercero por malversación de fondos (peculado) en un contrato petrolero que está aún en fase de apelación.

Inicialmente, Glas fue vicepresidente durante la administración de Rafael Correa (2007-2017) y luego también, por pocos meses, de su sucesor, Lenín Moreno (2017-2021). EFE