Un estudio del colectivo Geografía Crítica reveló el vuelco migratorio que sufrió Ecuador en los últimos 20 años, al pasar de nación emisora de migrantes a país de acogida de extranjeros, sobre todo venezolanos y colombianos, muchos de ellos en calidad de refugiados.
La investigación identificó, además, la precarización de los derechos de los inmigrantes que llegan al país, por su condición económica y nacionalidad, lo que ha generado también altos niveles de discriminación y xenofobia.
La investigación de Geografía Crítica, que cuenta con el auspicio del Instituto Latinoamericano de Investigaciones Sociales (Ildis) y de la Sociedad Alemana para la Cooperación Internacional (GIZ), es una continuación de otro estudio sobre “Migración y Desarrollo”, que vio la luz poco después de desatarse la crisis financiera de 1999-2000.
Lucía Pérez, una catedrática ecuatoriana que forma parte del colectivo, comentó a Efe que el estudio intenta dar continuidad al esfuerzo que Ildis hizo a principios de siglo, cuando la crisis económica expulsó a unos 2 millones de ecuatorianos.
Veinte años después, dijo Pérez, “el perfil migratorio de Ecuador se ha transformado”, pues pasó de ser un país emisor de migrantes a uno de acogida, que ocupa el tercer lugar en la región en recepción de venezolanos (unos 430.000, según fuentes oficiales) y el primero de colombianos con estatus de refugio (unos 65.000).
Además, precisó que Ecuador es un país de tránsito de migrantes, ya que llegan de paso también asiáticos, africanos y caribeños que buscan ir a otros destinos, especialmente a Estados Unidos.
Pero Ecuador, remarcó Pérez, no ha dejado de ser “un país expulsor de migrantes nacionales” y desde la crisis del año 2000 no ha habido “un año decreciente en la salida de personas” hacia Estados Unidos, ni siquiera en la pandemia del coronavirus.
Sin embargo, el mayor rubro migratorio de Ecuador, actualmente, es la llegada de extranjeros, especialmente colombianos, venezolanos y haitianos, aunque también de otras latitudes como Senegal, Pakistán, Sri Lanka e India, que usan este territorio de tránsito.
Hay también un rubro pequeño de visitantes de Canadá y Estados Unidos, sobre todo jubilados de esas nacionalidades, que se han asentado en la zona sur del país, en torno a la ciudad de Cuenca, pero que, paradójicamente, no se son identificados como migrantes.
Para la especialista, la migración como fenómeno social tiene que ver más bien con el nivel económico de las personas y es por eso que la población venezolana ha sido estigmatizada y discriminada.
Además, en Ecuador, y en otros países de la región y el mundo, la migración venezolana es usada como “chivo expiatorio” y como un elemento para la “disputa discursiva” en función de intereses políticos.
La catedrática dijo que es común que políticos de derechas alienten el fantasma de la “venezolanización” de sus países en campañas electorales, pero que luego se desvanece al terminar el trajín proselitista.
Pérez no dudó en afirmar que “la regularización es la puerta de entrada a cualquier derecho” básico de las personas, pero expresó su temor de que puedan surgir iniciativas que fomenten la “deportabilidad” de venezolanos.
La investigación de Geografía Crítica se encuentra en su portal web en cinco cartillas que han sido elaboradas para poner en el tapete de la discusión las “verdades incómodas” de las políticas migratorias. EFE