El 16 de septiembre, la Iglesia católica celebra a San Cipriano, venerado por su liderazgo eclesiástico y defensa de la fe.
Orígenes y conversión de San Cipriano
San Cipriano, nació como Tascio Cecilio Cipriano alrededor del 200 en Cartago, provino de una familia pagana acomodada. Fue retórico y maestro de oratoria. Antes de convertirse, practicó magia y ocultismo, según las Actas de su vida.
En 246, influido por el presbítero Cecilio, se convirtió al cristianismo, adoptando su nombre. Tras su bautismo, distribuyó sus bienes a los pobres y se dedicó al estudio de las Escrituras. En 248, fue elegido obispo de Cartago, según Catholic Encyclopedia.
Labor pastoral y escritos
Como obispo, Cipriano organizó la Iglesia en Cartago durante las persecuciones de Decio (250) y Valeriano (257-258). Escribió tratados fundamentales con los que defendió la unidad de la Iglesia y el primado del obispo de Roma. Sus 83 cartas detallan su gestión pastoral, en las que abordó temas como el bautismo y la disciplina eclesiástica.
Durante la peste de 252, organizó la asistencia a los enfermos, según Vatican News. En 257, fue exiliado por negarse a sacrificar a los dioses paganos, y un año después, en 258, fue ejecutado.
Filosofía y espiritualidad
La espiritualidad de Cipriano se centró en la unidad eclesial, la caridad y la fidelidad a Cristo. Enfatizó la autoridad episcopal y la comunión con Roma como garante de la ortodoxia.
Su lema, Fuera de la Iglesia no hay salvación, refleja su defensa de la fe frente a cismas y herejías. Promovió la oración y la penitencia, según ACI Prensa.
Canonización y reconocimiento
Cipriano fue canonizado por aclamación popular tras su martirio en 258. En 1568, Pío V lo nombró Doctor de la Iglesia por sus escritos teológicos. Es patrono de Cartago y de los obispos africanos.
Su santidad se basa en su martirio, liderazgo y contribuciones doctrinales, según Santi e Beati.
Celebración del 16 de septiembre
La festividad de San Cipriano se celebra el 16 de septiembre, fecha de su martirio en 258, según el Martirologio Romano, junto a San Cornelio.
En Cartago, se ofician misas en su honor, y sus reliquias, trasladadas a Roma, se veneran en la Basílica de San Lorenzo.
Legado en la Iglesia de San Cipriano
El legado de Cipriano incluye sus tratados, que influyeron en el Concilio de Cartago (256) y en la teología eclesial. Sus escritos sobre la unidad de la Iglesia inspiraron a San Agustín y al Concilio Vaticano II.
Su tumba en Cartago fue un lugar de peregrinación hasta el siglo V. Su defensa de la caridad durante la peste fortaleció la comunidad cristiana, según Catholic.net.