La leche materna es el cáliz de los beneficios de la salud del bebé. Además de tener un menor coste económico, ha demostrado que resulta esencial tanto para el bebé como para la madre, práctica que se ha desvaneciendo con la covid-19.
Desde el área de Lactancia Materna del Comité de Nutrición y Lactancia Materna (CNYLM) de la Asociación Española de Pediatría (AEP), destacan la caída de esta práctica, quedando alejada de los objetivos ideales que se persiguen.
Esta preocupación nace de la cantidad de beneficios que el bebé recibe por la ingesta, protegiéndolo de enfermedades comunes a corto y largo plazo, reduciendo el riesgo de la madre a padecer cáncer y otras dolencias.
Además, la leche materna implica un enorme ahorro para las familias y un grato beneficio ambiental al planeta.
¿De qué depende la calidad de la lactancia?
Los beneficios de la lactancia materna depende de su duración, por lo que uno de los indicadores que más se valora es el mantenimiento de la lactancia materna exclusiva durante los primeros seis meses de vida, informan desde el AEP.
La Organización Mundial de la Salud y UNICEF recomiendan que durante la primera hora siguiente al nacimiento el bebé reciba su primera lactancia. Además aconsejan su continuación hasta los dos años de edad o más, junto a la incorporación de alimentos complementarios a partir de los seis meses.
Sin embargo, durante la pandemia esta práctica se ha ido reduciendo progresivamente. El descenso se debe a la incertidumbre proporcionada por la covid y su respectiva vacuna sobre las mujeres embarazadas o las que acaban de ser madres.
A pesar de ello, desde diferentes organizaciones y asociaciones científicas, entre las que se encuentra la Sociedad Española de Neonatología, se recomienda seguir con la lactancia incluso en caso de infección por covid, siempre que las condiciones clínicas del recién nacido y su madre así lo permitan.
Además, las mujeres que se quieran quedar embarazadas, lo estén o estén en periodo de lactancia, pueden ser vacunadas sin “ningún efecto adverso”.
Entre los beneficios obtenidos de la vacunación de la gestante y la madre que da el pecho, señala la AEP, se encuentra “que una parte de los anticuerpos generados por la vacunación se transfieren al feto”.