Esta pandemia nos está obligando a leer, pero sobre todo a aprender, sobre aspectos que probablemente en otro escenario no hubiéramos atendido, tales como las vacunas y sus efectos.
Quizás hasta ahora no era tan frecuente realizarse preguntas sobre por qué a una persona le da más reacción una vacuna que a otra, o bien el cerciorarnos de que si una vacuna nos da reacción es que ‘funciona’; cuando en realidad lo hacen den reacción o no.

Sobre estas cuestiones, varios referentes en materia de vacunas, aclaran ciertas dudas.
El primero de ellos es el doctor Federico Martinon, pediatra e investigador clínico, y miembro del comité asesor de vacunas de la OMS, quien afirma que si una vacuna no da reacción esto no significa que no funcione. Sostiene que se trata de una duda que está surgiendo bastante estos días, así como un “concepto muy clásico que no se puede demostrar, ni descartar”, y que a día de hoy “representa una creencia popular que no tiene sustento científico”.

Según precisa, no se ha visto que el hecho de que una vacuna dé reacción a una persona signifique que esa inyección haga más efecto en ella.
El también jefe del servicio de Pediatra del Hospital Clínico Universitario de Santiago, y coordinador del Centro de seguridad vacunal de la OMS en Santiago de Compostela, señala que depende de varios factores el que una vacuna dé o no reacción en una persona. “Dado que realmente todas las vacunas buscan estimular el sistema inmune, a la hora de hacerlo influyen
múltiples factores como el tipo de vacuna, el tipo de antígeno, o el tipo de adyuvantes (sustancias que van en las vacunas para potenciar la estimulación del sistema inmune)”, aclara.
No obstante, el factor más importante a la hora de que produzca efectos secundarios una vacuna, según prosigue es el huésped, el receptor de la inyección, ya que no todas las personas somos iguales y no reaccionamos igual ante los fármacos, como es el caso de una vacuna.
“Para cualquier fármaco nuestra tolerancia es diferente.
Otro factor que también influye, según describe el doctor Martinon, es la edad, y por ejemplo con las inyecciones frente a la COVID dice que se está viendo que cuanto mayor es la edad, menores son la tasa, la frecuencia y la intensidad de esos efectos molestos. A su vez, otro factor determinante sería el tipo de inyección, según apunta, así como la administración de la vacuna, la técnica aplicada; aparte de la predisposición de la persona y cuál sea su tolerancia al dolor y a las molestias.