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De las paredes del Centro de Artes La Trinchera cuelgan algunos recuerdos de los últimos 40 años.

Afiches enmarcados, fotografías de obras de teatro y notas de prensa, son un guiño al pasado de lo que hoy representa a uno de los grupos de teatro más antiguos del Ecuador.

En 1982 nace el grupo La Trinchera, conformado por un grupo de estudiantes del colegio 5 de Junio, por iniciativa del profesor Bolívar Andrade. Los primeros meses de 1983, ocho de ellos se independizan y viajan a Quito en busca de capacitación, entre ellos Nixon García y Rocío Reyes, quienes tenían un año de casados.

Se quedaron hospedados dos semanas en la habitación estudiantil de un amigo; llevaron la obra ‘El tejedor de sueños’, participaron en talleres y conferencias de la Escuela de Teatro de la Universidad Central y Casa de la Cultura Ecuatoriana.

Nixon en ese entonces tenía 22 años, como era el mayor de todos, fue buscado para que funja de director. “Fui llevado a la dirección por la necesidad, alguien tenía que ser el director, no teníamos experiencia, éramos todos jovencitos, hacíamos creaciones colectivas, pero había mucha efervescencia, ganas de hacer teatro, regresamos de Quito hinchados de emoción”, recuerda.

Cuando estudiaban en el 5 de Junio formaron el Grupo Cultural Eloy Alfaro, con los maestros María Antonieta Arellano y Bolívar Andrade, en ese entonces Nixon “intentaba escribir cosas”. Tuvo “intentos poéticos”, señala.
Siempre estuvo muy relacionado con la tradición oral, con los cuentos y el pensamiento. En el colegio ya hacía borradores de obras de teatro. Practicaba la actuación y escribía.

Nixon tiene seis obras de teatro escritas: ‘La montaña azul’, ‘La travesía’, ‘Quimera’, ‘La Fiesta’, ‘Manchecaña’ y ‘25 milímetros’.

En 1984 La Trinchera participa en el Festival y Congreso Nacional de Teatro en Quito y logra que el Departamento de Difusión Cultural del Banco Central auspicie su capacitación. En este mismo año ingresa al elenco Freddy Reyes. Montaron la obra ‘De remos a motores’. En 1983 fue asesinado el periodista Héctor Toscano, un crimen que conmocionó a Manta y al país. De ahí nació la obra ‘La mano negra’, nombre que el periodista utilizaba como seudónimo en sus escritos, esta fue la obra que los hizo conocer a nivel nacional.

Alquilaron un cine dos fines de semana y el aforo estuvo a reventar. Había muchos asesinatos en aquella época y periodistas de diversas ciudades del país llegaron a Manta para ver la obra y escribir sobre esta puesta en escena.

En 1985 la Universidad Eloy Alfaro de Manabí y el Departamento de Difusión Cultural del Banco Central firman un acuerdo de cooperación para realizar talleres formativos de teatro, danza y literatura en Manta, este último dictado por el escritor Miguel Donoso.

En este año se estrena la primera obra dirigida por Arístides Vargas con La Trinchera, ‘Viaje al mundo de Plauto’, gracias al auspicio del Banco Central y la ULEAM; también en el 85 se inaugura el Teatro “Chushig”, construido por Orley Zambrano Cuadros.

En 1988 se realiza el primer Festival Internacional de Teatro de Manta. Desde entonces se han realizado 34 ediciones, siendo Manta su sede principal. Otra obra importante en la trayectoria del grupo se estrenó en 1990. Se trata de ‘El cuco de los sueños’, dirigida por Arístides Vargas y escrita por Raymundo Zambrano y Arístides Vargas.

Los actores Carlos Valencia y Raymundo Zambrano también formaron parte de La Trinchera, quienes salieron del grupo en el 90 y 93, respectivamente. Posteriormente Magaregger Mendoza y Pablo Chávez ingresaron a La Trinchera.

Para Rocío Reyes estas cuatro décadas se podrían definir con una palabra: resistencia. No ha sido fácil, pero tampoco imposible, señala. “Creo que los festivales nos han sostenido. Mucho nos ha ayudado el intercambio de conocimientos con los grupos de teatro que han venido a la ciudad. También muchas puertas se han cerrado. Creo que aún no se tiene esa visión de que el arte es fundamental para el desarrollo integral de las personas. No hay políticas culturales, y en eso Merardo Mora siempre nos dio una mano, nos dio un empujón para empezar a gestar este espacio”.
La Trinchera como fundación tiene 22 años. En el 2009 inicia la construcción del Centro de Artes Escénicas.
Rocío tiene más de 10 años como docente en la ULEAM, antes de eso era promotora cultural en el extinto Departamento de Cultura de esta misma universidad, habiendo sido también administradora del Teatro Chushig por varios años.  Desde la adolescencia hasta la actualidad, 58 años de edad, se ha dedicado a hacer teatro y a promover otras actividades culturales en la ciudad, como el Festival Internacional Manta por la Danza y las Jornadas Culturales Infantiles, esta última sin presupuesto ni auspiciantes, solo con la colaboración y el apoyo de actores y grupos de teatro a nivel nacional e internacional.
Rocío se licenció como trabajadora social y obtuvo hace tres años la licenciatura en Creación Teatral, por trayectoria, otorgada por la Universidad de las Artes.

A Freddy Reyes una vez le preguntaron si hubiese podido hacer otra cosa en la vida que no sea teatro. La respuesta fue no. Ingresó al grupo cuando tenía 16 años. Desde esa edad trabajaba con su padre, quien era cerrajero. Siempre fue hábil para soldar y construir.
A los 26 años, ya siendo padre de Hernán Reyes, quien años después también ingresa a La Trinchera, se debatía entre la cerrajería o la actuación. De algo había que comer. Su padre se la puso fácil “o eliges la farándula o el trabajo”.
“Un día yo tenía una entrevista de trabajo con el difunto Horacio Hidrovo para aplicar al trabajo de luminotécnico del Chushig. Pero tenía que terminar dos cerramientos y una puerta, recuerdo que esa madrugada vine a terminar el trabajo y a la mañana siguiente fui a la entrevista, porque eso sí, mi padre nos enseñó a ser responsables. Obtuve el trabajo, hice cursos y seminarios. Por fin tenía un sueldo fijo, estabilidad y podía dedicarme al teatro a tiempo completo”, recuerda. Pero Freddy no dejó a un lado la cerrajería, en decenas de obras de teatro tanto de su agrupación como de grupos extranjeros, es el encargado de construir la utilería que es parte de la escenografía. Freddy es un constructor de sueños.