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En la unidad educativa del siglo 21 Jaime Roldós Aguilera, de Santo Domingo, han desarmado las paredes y se han llevado hasta las planchas de zinc del techo.

El cerramiento que resguardaba la infraestructura, por años en desuso, cedió ante la delincuencia.

Esa cerca de metal que limita el perímetro tiene huecos, le faltan divisiones, incluso hay tramos donde no existe. También está totalmente forzada la entrada principal.

‘Puertas adentro’ ya las aulas no están. Cada una de las paredes quedó abajo.

Al fondo, en lo que sería el patio, hay una montaña de espumaflex que estaba  dentro de las láminas de las divisiones y hoy es ‘tesoro’ para los recicladores.

Los materiales sintéticos del piso desaparecieron en su totalidad y del techo ya no queda prácticamente nada.

Desmantelada hasta el techo

Los vecinos de la cooperativa  de vivienda Los Unificados, donde queda lo que un día fue una escuela, miran desde lejos lo que ocurre.

En una visita al plantel es fácil percatarse de la presencia de personas sobre los techos  sacando las planchas de zinc.

Otros, en cambio, desarman las varillas que sirvieron de soporte para las aulas. Y lo hacen  sin  importar ser vistos.

Quienes hacen todo eso aseguran tener autorización del Ministerio de Educación.  
Así respondieron cuando este medio de comunicación les consultó sobre por  qué desarmaban lo que en 2017 fue una escuela, a punto de inaugurarse.

Sin embargo, por parte de la Coordinación Zonal de esa cartera de Estado no han existido pronunciamientos.

Vía telefónica y por correo electrónico se pidió información al respecto, sin tener respuestas hasta el cierre de la presente edición.

Sin funcionar

Hace seis años, la unidad educativa del siglo 21 Jaime Roldós Aguilera estaba prácticamente lista. Los estudiantes de otro plantel cercano, la escuela Manuela Cañizares, incluso iban a comenzar clases ahí.

Con el cierre que provocó  la pandemia por el Covid-19, la infraestructura comenzó a dañarse por el desuso, la maleza creció y los alumnos fueron a otras aulas. Desde  entonces, toda la inversión del Gobierno Nacional en esa unidad educativa quedó  sin  utilizar y descuidada.

Durante años todo seguía deteriorándose, pero aprovechando el abandono y las vulnerabilidades en la nula seguridad de la infraestructura,  personas  desconocidas comenzaron a ingresar en las noches y  en el día para ir de a poco desmantelando las aulas y desarmando absolutamente todo.

Algunos, incluso, ofrecían los materiales  que  retiraban a los vecinos de la comunidad para que ‘aprovechen’ a comprar barato las planchas de zinc.

Así lo describió Teresa, una  vecina que solicitó la reserva de su identidad.

Ella contó que todo comenzó hace días, pero desde la semana anterior han llegado más y más personas para llevarse los materiales.

Tal pareciera que es una brigada de al menos 20 ‘trabajadores’ asegurándose de que no quede nada en pie.

Hace años, el entonces ministro de Educación, Milton Luna, dio a conocer que la cartera de Estado debe esperar a que  la Contraloría determine responsabilidades en la firma del contrato para la construcción de las unidades educativas del siglo XXI.

El Ministerio y la contratista china Railway están en medio de un litigio legal por incumplimientos y fallas.