La lucha contra la pobreza no debe centrarse en los subsidios, los bonos o la llamada inversión social.
Sino en el establecimiento de políticas que estimulen la generación de empleo, la inversión empresarial, el emprendimiento y el movimiento económico.
En Ecuador, según las cifras oficiales, cuatro de cada diez personas se consideran pobres por el nivel de ingresos, y una de cada diez alcanza niveles de pobreza extrema.
Esta última cifra, a modo de comparación, es mayor que la población de la provincia de Manabí.
El desempleo y el subempleo mantienen niveles altos, mientras que el empleo pleno se recupera poco a poco después de los complicados días de la pandemia por el coronavirus.
“Debería generarse un clima de estímulo y de flexibilización”.
Sin embargo, la crisis y las restrictivas políticas económicas no permiten el despegue de la economía y, por tanto, inhibe la inversión.
El aumento de bonificaciones y el anunciado incremento en los indicadores de inversión social son insuficientes para compensar la pobreza.
En Ecuador la pobreza mantiene niveles altos, al menos en los últimos quince años.
Más bien, debería generarse un clima de estímulo y de flexibilización que permita la apertura de nuevos frentes de inversión, pero para eso el régimen necesita unanimidad de voluntades con el Legislativo.
Editorial de El Diario publicado este domingo 25 de diciembre del 2022 en nuestra edición impresa.