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La nueva reserva marina, creada entre Punta Ballena (Jama) y Punta San Clemente (Sucre) para ayudar en la conservación de algunas especies en peligro extinción, entre ellas el tiburón martillo, ha tomado por sorpresa a los pescadores de la zona, quienes tienen en la pesca su fuente principal de sustento y supervivencia.

Se debió hacer una consulta previa, pues los afectados son miembros de comunidades que han vivido ancestralmente de la actividad pesquera, y el establecimiento de una reserva marina les afecta.

Es posible que se llegue a soluciones alternativas para que se pueda conservar las especies sin necesidad de prohibir la actividad extractiva a todos.

“Lo conveniente sería reiniciar el proceso y que la decisión que se tome satisfaga a la mayoría”.

Aunque desde el lado de la conservación del ambiente la medida es adecuada, se hizo mal al desarrollar el proceso sin siquiera informar a la comunidad. Esto, a pesar de que el Ministerio del Ambiente asegura que la decisión partió de una solicitud de grupos pesqueros.

Lo conveniente sería reiniciar el proceso y que la decisión que se tome satisfaga a la mayoría de los habitantes de los sectores afectados. Así, la población estará avisada de lo que va a ocurrir y, de ser el caso, tomará las medidas que considere más acertadas.

Editorial de El Diario publicado este miércoles 1 de diciembre del 2021 en nuestra edición impresa.