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Se cumplen seis años del terremoto que sembró dolor y destrucción en Manabí, pero todavía no se terminan de cumplir las promesas de reconstrucción que han formulado los tres últimos gobiernos.

Es bueno que autoridades como los alcaldes de Portoviejo y Manta, así como el prefecto Leonardo Orlando, hayan levantado a su tiempo la voz para protestar por el retraso en las asignaciones y las obras; pero los reclamos debieron darse desde mucho antes, incluso a los pocos meses de la tragedia, pues hace cinco años ya se había notado que todo era lento, que estaba manejado.

Sin importar las banderías políticas ni el cálculo electoral del próximo año, las autoridades deberían unirse para reclamar por los intereses de Manabí, y a esas exigencias deberían sumarse las fuerzas vivas.

“No solo recursos, sino que se atiendan los grandes problemas que no se han solucionado”.

No solamente hace falta que haya fluidez de recursos, sino que se atiendan los grandes problemas que quedaron pendientes: viviendas que nunca se hicieron y no hubo justicia, las facilidades pesqueras, la vía Manta-Colisa, hospitales, cuerpos de bomberos, Palacio de Justicia, Palacio Municipal, entre otros.

No es justo que una vía inconclusa siga siendo la causa de accidentes mortales, o que haya personas que han vivido 72 meses bajo carpas con la esperanza de que les construyan una casa.

El Estado sigue en deuda con Manabí y el Gobierno debe empezar a saldar esos compromisos.

Editorial de El Diario publicado este sábado 16 de abril del 2022 en nuestra edición impresa.