La violencia de las cárceles deja nuevas víctimas tras una vigilia de horror que trascendió al mundo en directo a través de las redes sociales, en transmisiones en las que los reos amenazados imploraban la intervención de la fuerza pública para evitar una masacre que, a la postre, se consumó.
El país vive episodios continuos de violencia en las cárceles y los gobiernos han sido incapaces de enfrentar este síntoma de descomposición social.
El sistema de rehabilitación social ha mostrado ineficiencia frente a la arremetida de la violencia y la criminalidad que se vive tras los muros de estos lugares.
“La violencia en las cárceles es una papa caliente en manos del régimen ”.
Si el Gobierno no puede controlar la violencia en las cárceles, donde los reos se hallan, al menos teóricamente, bajo una vigilancia constante y extrema, mal puede pensarse en que sea capaz de manejar la situación en las calles, donde delincuentes y contraventores operan sin restricciones.
Llama la atención la falta de una respuesta inmediata de la fuerza pública pues, mientras desde la Penitenciaría del Litoral los reos reclamaban ayuda para salvar sus vidas y los familiares acudían a las afueras de la prisión a pedir apoyo militar y policial, los atacantes actuaron sin inconvenientes.
El Gobierno tiene en sus manos una papa caliente. Pero es urgente que busque soluciones para evitar nuevas masacres carcelarias.
Editorial de El Diario publicado este domingo 14 de noviembre del 2021 en nuestra edición impresa.