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Es necesario que las autoridades de educación establezcan políticas radicales para enfrentar el acoso escolar, conocido como bullying, que puede causar problemas permanentes en niños y adolescentes.

De acuerdo con estadísticas de Unicef, el acoso escolar o bullying afecta al 23 % de estudiantes de entre 11 y 18 años, con más fuerza en la Amazonía y la Costa.

Las formas más frecuentes de bullying son los insultos, los rumores, el robo de pertenencias, el ciberacoso y los golpes.

El problema no puede ignorarse. La práctica del acoso puede dejar secuelas psicológicas profundas en quien lo sufre.

Las víctimas pueden sentir depresión, ansiedad, tener bajo rendimiento e, incluso, podrían llegar a abandonar las aulas o a tomar medidas mucho más extremas, incluso contra su propia vida.

“El acoso escolar puede dejar secuelas psicológicas profundas en quien lo sufre”.

La prevención, por tanto, debe considerarse parte de las políticas educativas.

Pero también la sociedad debe tomar parte activa, lo cual incluye a padres, maestros y autoridades.

Hay que crear programas de prevención, fomentar la denuncia y promover valores como el respeto y la empatía.

La intervención debe ser radical para crear conciencia sobre las consecuencias de este mal que, pese a todo, no disminuye.

Los estudiantes merecen un entorno seguro y saludable para su formación, dentro y fuera de las aulas.

Editorial de El Diario publicado este lunes 11 de septiembre del 2023 en nuestra edición impresa.