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Dados los cortos plazos para encaminar las elecciones anticipadas, luego del decreto de la “muerte cruzada“, en el país imperan condiciones políticas especiales y una de ellas es el escaso tiempo para la campaña electoral.

Si una campaña de un mes es corta para la promoción de las candidaturas presidenciales, restringir ese tiempo a la cuarta parte limitará el conocimiento de los planes de trabajo de los postulantes.

Lo ideal es que, según los principios democráticos, los ciudadanos analicen con tiempo las opciones electorales y razonen sobre lo que plantean los aspirantes antes de decantarse por uno u otro.

Entonces, las propuestas y los planes de gobierno se convierten en una herramienta útil.

Pero ocho días no son suficientes para esto. Mientras los votantes tratan de conocer a los candidatos, al apuro, también buscan enterarse dónde deben sufragar y qué tienen que hacer.

En una semana, un candidato a asambleísta no recorre una provincia como Manabí, y menos un aspirante a la presidencia alcanza a llegar a todo el país.

Las condiciones actuales no permiten el voto razonado, sino el voto emocional, que puede ser contraproducente por ausencia de una base racional.

Lamentablemente, las leyes no dan más tiempo.

Pero una semana es muy poco.

Editorial de El Diario publicado el miércoles 14 de junio del 2023 en nuestra edición impresa.