Investigadores del Instituto Catalán de Paleontología Miquel Crusafont (ICP) y del Instituto Catalán de Paleoecología Humana y Evolución Social (IPHES) han identificado un nuevo tipo de pequeño ejemplar de dientes de sable de 2,5 millones de años de antigüedad tras el hallazgo en Marruecos de restos de este animal extinto.
Los dientes de sable, uno de los grupos de animales extintos más conocidos por el público, tenían unos largos caninos superiores en forma de daga que utilizaban para cazar y había de diferentes tipos.
Los paleontólogos han encontrado una mandíbula de uno de estos animales, que han atribuido al tipo Dinofelis, un género que pertenece a la familia de los metailurinos y combina algunas características típicas de los dientes de sable (como la reducción en el número de dientes) con otras más típicas de los félidos panterinos como los leones (la estructura general del cráneo y las proporciones del esqueleto).
Dinofelis, en concreto, sería un género africano de félidos del tamaño de un jaguar o una leona.
Los restos de Dinofelis, que publicó hoy la revista ‘Quaternary Sciences Reviews’, fueron recuperados del yacimiento de Guefaït-4, en el noreste de Marruecos, donde estaban concentrados en una pequeña área de excavación y podrían pertenecer a un único individuo.
Según ha informado el IPHES, hasta ahora han obtenido una mandíbula en un excepcional estado de conservación y varios huesos de la pata delantera (el húmero, la ulna o cúbito y varias falanges), pero los paleontólogos no descartan que en un futuro se puedan registrar más restos, de este o de otros individuos.
Según los investigadores, los metailurinos identificados en África se encuentran normalmente asociados a yacimientos con presencia de homínidos como austrolopitecinos y humanos primitivos.
Hasta ahora se trataba de felinos de gran tamaño que habitaban en bosques o zonas mixtas y que cazaban por emboscada, pero el pequeño tamaño de este Dinofelis abre la puerta a reconsiderar la competencia interespecífica entre los carnívoros del Pleistoceno africano, ya que podría tratarse de un nuevo linaje de metailurino nunca descrito hasta ahora.
Los investigadores señalaron que hay que seguir trabajando para descubrir cuál era su estrategia de caza.
Durante el Pleistoceno, la cuenca de Aïn Beni Mathar–Guefaït donde se ubican los yacimientos de Guefaït era una zona montañosa y bastante seca, caracterizada por la presencia de bosques abiertos y algunas masas de agua cercanas.
El yacimiento de Guefaït-4 tiene 2,5 millones de años y es uno de los más antiguos de esta zona.
En el pasado era una área húmeda de tipo pantanoso o lacustre a la que probablemente carnívoros y herbívoros se acercaban a beber.
La investigación ha sido liderada por Joan Madurell (ICP) y Antonio Rodríguez (IPHES) y ha contado con la participación de Hassan Aouraghe (Université Mohamed Premier de Oujda), Gema Chacón y Robert Sala (IPHES y Universidad Rovira i Virgili), Saverio Bartolini (Università degli Studi di Firenze) y Lars Werdelin (Swedish Museum of Natural History), entre otros.
Desde hace más de 10 años, personal del IPHES y de la Université Mohamed Premier de Oujda desarrollan un proyecto de investigación en esta zona para averiguar los orígenes del poblamiento humano del Norte de África.
Como resultado de estas excavaciones se han recopilado más de 3.000 restos de grandes mamíferos en un excelente estado de conservación, principalmente caballos, antílopes y otros de un período que coincide con el inicio de la dinámica glacial-interglacial en el hemisferio norte y picos de aridez en África. EFE