Ante los rumores en los últimos años sobre la salud del papa emérito, Benedicto XVI, hoy llegó la confirmación del Vaticano de que “su estado se ha agravado”.
“Puedo confirmar que en las últimas horas se ha producido un agravamiento por el avance de la edad”, informó el director de prensa del Vaticano, Matteo Bruni.
Y añadió: “La situación por el momento sigue bajo control, seguida constantemente por los médicos”.
Además, Francisco, que en la audiencia general dijo que Benedicto, de 95 años, estaba “muy enfermo”, se desplazó al monasterio donde reside el emérito para visitarle.
Benedicto vive en el protegido y hermético convento Mater Ecclesiae, en los jardines vaticanos.
La voz de alarma la dio el mismo papa Francisco cuando improvisando en medio de la audiencia, afirmó: “Pido una oración especial para el papa Benedicto XVI, que en el silencio está sosteniendo la iglesia”.
“Recordar que está muy enfermo y pidiendo al Señor que lo consuele y lo apoye en que este testimonio de amor a la Iglesia hasta el final”, dijo.
Francisco nunca había pedido hasta ahora oraciones por la salud del papa emérito, por lo que sus palabras suscitaron preocupación.
El portavoz vaticano tampoco suele informar sobre la salud de Benedicto XVI a pesar de los continuos rumores.
Desmiente que Benedicto XVI sufra herpes grave
En 2020 sí tuvieron que desmentir que las condiciones del papa fueran preocupantes.
Eso luego de que se supiera que sufría un herpes en el rostro que era muy “doloroso, pero no grave”.
La última fotografía del emérito la publicó el pasado 1 de diciembre la Fundación Joseph Ratzinger.
Fue cuando recibió en su residencia a los dos galardonados con el premio que lleva su nombre, el biblista francés Michel Fédou y el jurista judío Joseph Weiler.
Como en las últimas imágenes, aparecía sentado en el sofá junto a su fiel secretario y muy delgado, pero atento a la conversación.
Todos los que le han visitado en los últimos meses aseguran que Ratzinger habla con un hilo de voz, que no camina y se le ve muy frágil, pero que está completamente lúcido.
Desde el 2 de abril de 2013, cuando Joseph Ratzinger regresó al Vaticano como papa emérito tras su renuncia, vive rodeado de su “familia” vaticana, formada por su secretario y cuatro mujeres laicas consagradas.
Los últimos meses los ha pasado en silencio, excepto a inicios de año cuando tuvo que salir al paso de unas acusaciones.
Lo acusaban de su gestión en algunos casos de sacerdotes acusados de abusos a menores cuando era arzobispo de Múnich.
La confirmación del agravamiento de la salud del emérito ha provocado una cascada de oraciones, como pedía Francisco.