La cápsula Orión regresó de forma exitosa este domingo tras 25 días de viaje y dio cierre a la histórica misión no tripulada Artemis I.
Esta circunnavegó la Luna y es la punta de lanza de un programa con el que la NASA planea fijar una presencia permanente en el satélite terrestre.
La Orión cayó en aguas del Océano Pacífico, frente a Baja California (México) a la hora prevista, sobre las 11h40 hora local (17.40 GMT), tras desplegar en la secuencia planificada un sistema de once paracaídas que le permitieron reducir unas 325 millas por hora (523 km/h) de velocidad hasta poco menos de 20 millas por hora (32 km/h) con la que se zambulló.
Minutos antes de ello, la nave había alcanzado la atmósfera terrestre mientras viajaba a 25 mil millas por hora (40 mil km/h), equivalente a 32 veces la velocidad del sonido, y se ubicaba a unos 400 mil pies (122 mil metros) de altura.
Durante el proceso en el que cruzó la atmósfera la nave experimentó hasta 5 mil grados Fahrenheit (2.800 grados celsius) de temperatura.
Esto equivale a la mitad de la superficie del Sol y para lo cual ha puesto a prueba un innovador escudo térmico de cinco metros de ancho.
“El último capítulo del viaje de la NASA a la Luna llega a su fin. Orión, de vuelta en la Tierra”, confirmó Rob Navias, de la oficina de Comunicaciones de la NASA, durante la emisión del descenso hecha por la agencia espacial, mientras las imágenes mostraban a la cápsula flotando en aguas del Pacífico.
Unos diez minutos después, helicópteros enviados desde el buque de la Marina estadounidense USS Portland sobrevolaron la cápsula y confirmaron el buen estado de la nave.