California (EE.UU.) está a punto de aprobar una ley que la convertiría en “estado refugio” y de acogida para los niños trans que no puedan someterse a tratamientos de reasignación de género o cirugías en otras partes del país.
Las prácticas de afirmación de género a través de operaciones o mediante el consumo de hormonas son ilegales en estados como Texas, Alabama, Luisiana, Arizona o Idaho, con consecuencias penales para los padres que permitan que sus hijos accedan a este tipo de tratamientos.
Desde el mes de junio, el proyecto de ley SB-107 trata de abrirse paso para eximir de responsabilidad legal a aquellos progenitores de cualquier parte del país que autoricen que sus hijos accedan a esos servicios en California, aunque luego vuelvan a sus estados de origen.
De aprobarse, esta legislación prohibiría que cualquier autoridad estatal ordene la separación de niños de sus padres si estos consienten cualquier método de afirmación de género de sus hijos en California.
Asimismo, tampoco contempla la detención o la demanda de traslado de un individuo por el hecho de permitir que su hijo reciba estas atenciones en suelo californiano.
La iniciativa, que ha sido impulsada por el senador de San Francisco Scott Wiener, del Partido Demócrata, ha sido aprobada por el Comité de Asignaciones de la Asamblea Estatal de California, y será sometida a votación en el pleno de la Cámara Baja próximamente.
Organizaciones como Equality California o Planned Parenthood avalan este proyecto de ley estatal, que califican de “esperanzador” y consideran que pondrá fin a la “criminalización de personas solo por ser quienes son”.
La medida también cuenta con detractores por parte de sectores conservadores en California y ha generado una gran controversia en las últimas semanas.
Desde la organización Parents with Inconvenient Truths about Trans (padres con verdades incómodas sobre la transexualidad) afirmaron a Efe que para ellos es “un escándalo”, porque, en su opinión, “la mayoría” de menores que solicitará tratamientos de afirmación de género realmente sufre una disforia temporal “propia de la adolescencia”.
La disforia es un trastorno psicológico que provoca angustia y ansiedad a aquellas personas cuya identidad de género es distinta de su sexo asignado al nacer.
“Apoyo, sí. Amor, sí. Una terapia que les permita explorar por qué se sienten así, sí. Pero este tipo de operaciones, no, porque suponen un auténtico secuestro de menores”, aseguró Gigi LaRue, representante de Our Duty USA, una asociación de padres en contra de la ideología de género, en una entrevista con Efe.
LaRue (seudónimo que utiliza esta persona para, según ella, evitar “represalias”) hizo hincapié en las consecuencias de los tratamientos hormonales y las operaciones de cambio de sexo, porque “cuando la testosterona y el estrógeno se administran al sexo opuesto, pueden provocar problemas de salud de por vida”.
Charlie Jacobs (también seudónimo), de Our Duty USA, quiso recalcar que están “a favor del matrimonio gay y de la igualdad de derechos” y que su postura no está politizada.
“El cerebro humano no está completamente desarrollado hasta los 25 años, por lo que abogaría por extremar la precaución y subir la edad legal para tomar la decisión de someterse a estos tratamientos hasta los 25”, manifestó LaRue.
Según un estudio de Detrans Awareness, otra organización en contra de estos procedimientos, un 70 % de las personas intervenidas no solventa sus problemas de salud mental tras el cambio de sexo, e incluso algunas se arrepienten.
Unos datos que contrastan con los de la revista académica The Journal of Sexual Medicine, que con muestras tomadas hasta 2015, calcula el número de mujeres trans que no están satisfechas con su transición en un 0,6 %. Una estadística que se sitúa en el 0,3 % en el caso de los hombres transexuales.
Para la terapeuta Calista Termini, integrante de Los Angeles Gender Center, “hay un gran desconocimiento” por parte de muchos padres que “no conocen realmente” a sus hijos ni cómo se sienten.
“Será importante que haya una buena comunicación porque hay una gran cantidad de casos en los que los menores no quieren someterse a una operación de cambio de sexo y buscan solo tratamientos hormonales”, detalló Termini a Efe, quien agregó que por eso “lo más importante es que se sientan aceptados”.
Una postura que compartió Mariana Marroquín, gestora de programas de la organización Los Angeles LGTB Center, desde donde brinda apoyo legal y psicológico a personas trans que se encuentran en situaciones de extrema vulnerabilidad.
“Por encima de cualquier ley, los padres deben querer a sus hijos. Les aseguro que no prefieren que acaben tirados en la calle, sufriendo por la violencia, el alcohol o las drogas”. EFE