El 27 de agosto, la Iglesia católica celebra a Santa Mónica, a quien veneran por su fe y oración por la conversión de su hijo San Agustín.
Orígenes y vida familiar
Santa Mónica nació en 331 en Tagaste, Numidia (actual Souk Ahras, Argelia), hija de una familia cristiana. Se casó a los 18 años con Patricio, un pagano romano, tuvo tres hijos: Agustín, Navigio y Perpetua. Su matrimonio fue difícil debido al carácter de Patricio, pero Mónica lo convirtió al cristianismo antes de su muerte en 371.
Educó a sus hijos en la fe, aunque Agustín, futuro Doctor de la Iglesia, vivió años de rebeldía, según Confesiones de San Agustín (Libro IX). Mónica se trasladó a Cartago y luego a Italia para seguir a Agustín, apoyándolo en su camino espiritual.
Labor espiritual de Santa Mónica
Mónica dedicó su vida a la oración por la conversión de Agustín, quien abrazó el maniqueísmo y llevó una vida disipada. Durante 17 años, oró y lloró por él, según relata Agustín.
En Milán, bajo la influencia de San Ambrosio, obispo de la ciudad, Agustín se convirtió al cristianismo y fue bautizado en 387. Mónica también asistió a los pobres y participó en la liturgia. Tras el bautismo de Agustín, madre e hijo compartieron una visión mística en Ostia, descrita en Confesiones (IX, 10).
Filosofía y espiritualidad
La espiritualidad de Mónica se centró en la perseverancia, la oración y la confianza en Dios. Vio la oración como un medio para la redención familiar.
Su paciencia y humildad frente a las dificultades matrimoniales y la rebeldía de Agustín la convirtieron en modelo de madres cristianas, según ACI Prensa.
Canonización y reconocimiento de Santa Mónica
A Mónica la canonizaron por aclamación popular tras su muerte en 387. Es patrona de las madres, esposas y viudas, y de aquellos con hijos descarriados.
Su santidad se basa en su vida virtuosa y su papel en la conversión de San Agustín, según Santi e Beati.
Celebración del 27 de agosto
La festividad de Santa Mónica se celebra el 27 de agosto, fecha de su muerte en 387, según el Martirologio Romano. En Ostia, la iglesia de Santa Aurea acoge liturgias, y sus reliquias, que trasladaron a Roma en 1430, se veneran en la Basílica de San Agustín. En Tagaste, se ofician misas en su honor.
Legado en la Iglesia de Santa Mónica
El legado de Mónica incluye su influencia en San Agustín cuya obra teológica marcó el cristianismo.
Su vida inspiró la devoción a la oración materna, y es venerada en órdenes agustinianas. La iglesia de Santa Mónica en Roma y capillas en América Latina perpetúan su culto.