Ecuador busca internacionalizar su Vuelta ciclista para subir de rango en el escalafón deportivo y atraer turismo al país, una misión para la que ha enrolado a sus símbolos olímpicos Richard Carapaz y Jefferson Pérez.
“Queremos convertir la Vuelta en un punto de referencia regional y que atraiga a deportistas y al turismo”, dijeron los organizadores en una rueda de prensa este miércoles en Quito en la que presentaron la próxima Vuelta a Ecuador, que se disputará entre el 13 y 20 de noviembre.
“Los tiempos son distintos. Los astros están alineados. Nuestros deportistas han brillado como nunca antes en una Olimpíada”, precisó Jaime Ruiz, presidente de la Concentración Deportiva de Pichincha, uno de los organizadores junto con la Federación Ciclista de Ecuador y el Ministerio del Deporte.
OCHO ETAPAS, 1.200 KILÓMETROS. De casi 1.200 kilómetros repartidos en ocho etapas que recorrerán la Costa y la Sierra ecuatorianas, la Vuelta se celebrará con un formato relanzado que las autoridades quieren convertir en un evento de alcance regional.
Para ello, han alistado también a la empresa privada y astros como Carapaz, “emblema del ciclismo ecuatoriano”, tras su medalla olímpica en Tokio y su tercer puesto en el Tour de Francia, ambos este año, su segunda posición en la Vuelta a España en 2020 y su victoria incondicional en el Giro en 2019.
“El ciclismo nacional está en crecimiento”, señaló el corredor, que estuvo presente en la rueda de prensa e instó a todos los ecuatorianos a “unirse a través del deporte”.
“Una vuelta es una fiesta” y “la Vuelta a Ecuador nos identifica con un deporte en común que no está sectorizado”, destacó tratando de apartar las eternas rencillas políticas nacionales del deporte.
El marchador Jefferson Pérez, primer ganador ecuatoriano de una medalla olímpica, en los Juegos de Atlanta de 1996, también aporta su imagen a la promoción de la Vuelta.
OBJETIVO NACIONAL. Y es que Ecuador quiere darle a esta trigésima octava Vuelta un carácter especial en la que ha volcado los máximos recursos posibles, medio millón de dólares, pendientes aún de mayores aportes por parte de la empresa privada, gracias a una nueva Ley que exime de fiscalidad a éstas inversiones en el deporte.
El ministro Sebastián Palacios destacó que la Vuelta, que se celebra desde 1966, viene “recargada” y “renovada”, y con todo el peso y apoyo del Gobierno: “El objetivo del Gobierno es que Ecuador se convierta en una potencia deportiva y a nivel regional y mundial en ciclismo”.
Otro objetivo, agregó, es que los ciclistas ecuatorianos “no tengan que salir a buscar oportunidades en otros países”.
Y es que con corredores como Richard Carapaz, Jonathan Narváez o Jonathan Caicedo, entre muchos otros, el país andino quiere recuperar una tradición ciclista que no siempre ha obtenido el respaldo de las autoridades, según se quejó públicamente Carapaz, tras la obtención del oro olímpico en Tokio.
La Vuelta, que ha sido concertada e incluida en la agenda de la Unión Ciclista Internacional (UCI), debe contar con al menos cinco equipos internacionales, explicaron en la concentración, de los cuales ya han confirmado uno de México, otro de Bolivia y otro de España. Están pendientes el Team Medellín y una selección de Guatemala.
ETAPAS REINA. A nivel estrictamente deportivo, Carapaz explicó que su participación competitiva está todavía en veremos, por lo que de no conseguir tramitarla se quedaría en un faceta honorífica de acompañar a los otros corredores.
“Me haría ilusión ganar la Vuelta. Espero poder hacerlo. Ganarla en la tierra que nací y crecí sería un lujo”, afirmó el corredor del Ineos Grenadiers, sin dar mayores detalles acerca de los aparentes obstáculos que impiden su participación como competidor.
El corredor ha participado en la Vuelta Ciclística a Ecuador en tres ocasiones, y en 2013 y 2014 quedó en segunda posición, antes de su despegue internacional.
Con el proceso de inscripción aún abierto, en la Vuelta se espera la participación de 120 corredores de distintos países, para un recorrido policlimático por las diferencias entre la Costa, a nivel del mar, y la Sierra andinas, a más de 3 mil metros de altitud.
Tras el Prólogo o “semietapa” de Guayaquil, para Carapaz las dos etapas más decisivas serán la segunda, que conectará la costa Salinas con Manta, de más de 200 kilómetros, y la montañosa entre Ibarra y Tulcán, de “mucho desgaste” por el desnivel que incluye. EFE