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En una casa de caña y piso de tierra, Walter Solórzano trata de entender por qué no para de engordar.Sentado en su cama, con la pierna izquierda levantada, apenas encuentra comodidad para su cuerpo que ya llega a las 435 libras.
Hace ocho años Walter era un hombre de 150 libras. Jugaba vóley, fútbol, trabajaba sin ningún problema.
Pero luego empezó a engordar y no sabe por qué.
Walter está consciente que comer mal o en exceso engorda, pero él considera que no es su caso.
“Creo que tengo un problema diferente para estar así, pero no es la comida”, dice, mientras se toca la pierna negra, hinchada, casi roja al llegar a los talones.  
“Ya es demasiado peso, las piernas me  duelen, se  hinchan. Ya me cansa hasta para caminar”, agrega.
Esta obesidad le ha causado  otras enfermedades.
Tiene   triglicéridos y ácido úrico altos.
Los triglicéridos altos a menudo son un signo de otras afecciones,  como enfermedades cardíacas y cerebrovasculares. Mientras que el ácido úrico puede provocar daños permanentes en los huesos, las articulaciones y los tejidos, enfermedades renales y cardíacas, señalan  expertos.
A Walter lo que le ha provocado es un daño en el sistema circulatorio de su pierna. Con frecuencia termina en el hospital general con la pierna infectada y llena de llagas.
Hace un mes, por ejemplo,  fue a ese lugar por un dolor. Allí  le colocaron antibióticos, la infección le había llegado hasta la cadera.  Le hicieron exámenes y estuvo 20 días internado.
Luego le dieron el alta, pero no obtuvo respuesta del origen de su problema de peso.
“Ya no puedo con esto. Si   como carne o pescado negro se me hinchan las piernas. Cada día se me hace difícil estar de pie”, expresa, y  su respiración a ratos se acelera.
Sin embargo, Walter debe hacer el esfuerzo.
Él  trabaja en Playita Mía. Acude desde las cuatro  hasta las ocho de la mañana  
Vende pescado, el que algunos comerciantes le regalan para que pueda tener algún ingreso.
Estar de pie hace que su pierna izquierda se hinche y el dolor se vuelve insoportable.
Luego de su jornada llega a su casa, se acuesta en la cama y cuelga su pierna en una cuerda que tiene amarrada al techo.
Esto le sirve para bajar la hinchazón.
En Ecuador, seis de cada diez personas han presentado problemas de sobrepeso y obesidad , siendo más prevalente durante los 40 y 50 años de edad. Walter tiene 42.  
En obesidad, el índice de masa corporal (IMC) es un indicador que ayuda a determinar cada caso, al medir la relación entre peso y talla. Un IMC superior a 30 es un mal síntoma. Walter bordea los 80.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), el 44 % de las personas con obesidad puede desarrollar diabetes y un 23 % cardiopatías.

>su familia. Walter tiene  cuatro hijos. El menor de 14 años vive  con él.
El resto ya formaron sus  familias y salieron de casa. Y Walter trabaja por él, por el de 14. Quiere bajar de peso por él.
No quiere dejar solo a su hijo. Por eso necesita que le ayuden.
Que un médico o un nutricionista revise su caso y le ayude a bajar de peso.
Ya  no puede más con la grasa que cada día se le acumula en el vientre, dice.
Se le hace  difícil estar de pie. Incluso, salir de madrugada a tomar el taxi para ir a Playita Mía se ha vuelto un problema.  
Cada paso duele, pero debe darlos.
“A veces mi hijo necesita un libro y no tengo dinero. Sólo en ir y venir de la playa en taxi gasto seis dólares”, expresa.
Actualmente su hijo es quien le ayuda a cocinar.
Walter desde  la cama le indica qué hacer.  
“Yo quiero seguir trabajando, pero aún así no puedo, por eso necesito ayuda”, expresa.  
Walter no tiene dinero para un tratamiento, pero está dispuesto a hacer lo que le digan para bajar de peso.
Unos vecinos le recomendaron una bebida de zaragoza y ajo, y él la está bebiendo.  
Tiene esperanza en una manga gástrica o en cualquier opción que le permita retomar su vida. Lo quiere hacer por él y por su hijo.