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Ingrid Bowen le regaló un rosario a su esposo Gerardo y el día del crimen lo llevaba puesto en el cuello.

Ella estaba en la casa de campo, en Los Bajos de Montecristi, cuando recibió una llamada donde le decían que Gerardo había sido asesinado.

La voz de quien le hablaba se entrecortaba porque sollozaba, lloraba y gritaba. Todo era confusión. Ingrid colgó, se quedó en silencio y por un momento se sintió aturdida, desorientada. Luego devolvió la llamada y ahí le corroboraron que habían matado a Gerardo en la entrada a Las Paolas de Montecristi.

Tomó las llaves de su vehículo y acudió a la escena del crimen con la esperanza de encontrarlo vivo.

Incluso, en el camino, pensó que se trataba de una broma. Pero al llegar, abrió la puerta del carro de Gerardo y constató que había dejado de respirar. “Yo tenía la fe de que estuviera vivo, y no fue así. Lo primero que vi en su cuerpo fue el rosario, uno que le regalé en este año por el Día del Padre”, expresó.

Ahora Ingrid lo lleva en su cuerpo y piensa no quitárselo nunca. Lo conservará como un tesoro, como un recuerdo, para sentirse abrazada por Gerardo, el periodista del portal digital “OlaManta” al que dos sicarios le apagaron la vida.

Los sueños de ser concejal de Manta y los planes de llegar a la vejez cultivando una parcela de tierra en Montecristi quedaron truncados por cuatro disparos.

El atentado ocurrió el miércoles 10 de agosto en la vía Manta-Montecristi. Él tuvo cuatro hijos en dos compromisos.

> Su vida. Ingrid tiene 32 años, es ingeniera en Contabilidad y es la primera vez que habla en exclusiva para este medio sobre el asesinato de Gerardo.
Ambos se conocieron hace nueve años por una amiga que los presentó en una fiesta. Después de esa reunión formaron un grupo para salir de farra, paseos y celebraciones de cumpleaños.

Y a los seis meses de conocerse sintieron que se atraían. “Antes no pasó nada. No hubo miradas coquetas o ni acercamientos de conquista”, recordó.

Y a los seis meses de haber iniciado la relación se casaron. Hubo fuego en el cortejo. Tres años después del matrimonio nació su primer hijo, Efraín.
Ingrid recuerda que el momento más duro que ambos vivieron fue la pérdida de Amelia, su segunda hija, que falleció a los tres meses de nacida por una extraña enfermedad. Aquello sucedió en junio del año pasado.

“En esa época Gerardo fue mi soporte. Cuando yo lloraba, él me consolaba y sentía que me abrazaba el alma”, expresó.

Ahora con su muerte siente que debe ser fuerte para honrar su memoria y no dejar morir el legado que dejó en Manta a través de las noticias que transmitía en  su portal.

Sostuvo que Gerardo se ganó el corazón de la población porque en cada transmisión decía la frase “Ay, Dios mío”.

Ingrid cuenta que casi nunca se separó de él, excepto una vez que viajó a Brasil a cubrir el partido de Copa Libertadores entre Delfín y Santos. “Éramos tan unidos que no había secretos entre ambos. Incluso hicimos una maestría juntos en una universidad de México”, dijo.
Este 31 de diciembre iban a cumplir ocho años de casados.

> El   sobre.  La Policía reveló que antes del crimen, Gerardo recibió un sobre con una posible amenaza de muerte. Ingrid afirma que desconoce el origen de ese sobre.

“Él nunca recibió amenazas y tampoco me comentó sobre ese sobre.  La Policía lo buscó en su oficina y no lo encontró. Yo creo que esa teoría es falsa. Él jamás hubiera puesto en riesgo la vida de su hija Geraldine y de su camarógrafo Ignacio Anchundia, quienes lo acompañaban en las coberturas”, expresó.

Ingrid tiene sospechas de que la teoría del sobre busca desviar la investigación del crimen. Ella confiesa que siente a Gerardo vivo. Aún no asimila su muerte. Le cuesta creer que no está. “Es que él era alegre, feliz, natural. Era el alma que vibraba en las fiestas”, manifestó.

Ingrid dijo que Gerardo tenía un propósito en la tierra: que era ayudar  a la gente que padecía en los exteriores de los hospitales, y ahora ella tomará esa acción.

Pronto saldrá a hacer coberturas porque Gerardo le pidió, antes de morir, hacer reportajes de ayuda social.

Ella informó que siempre ha estado involucrada en los medios de comunicación porque llevó la contabilidad de la productora Megavoltios Producciones, donde Gerardo hacía programas de televisión.  

“Incluso fui reportera y presentadora de uno de los programas. En OlaManta me encargaba del área comercial, contratos, publicidad y compras públicas”, expresó.

Ahora que asumió la Dirección Administrativa del portal trabajará hasta que su hijo Efraín sea adulto, estudie Periodismo y tome un micrófono de OlaManta para seguir con el legado de su padre.