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Más de 14 años tuvo que esperar el Centro Shuar Kiim para ver hecho realidad el sueño de que parte de su territorio ancestral sea ahora Tiwi Nunka, la primera reserva natural en manos de una comunidad indígena, lo que supone hito en la conservación de la Amazonía de Ecuador y de la región andina.

No fue hasta hace pocos días que el Gobierno de Ecuador realizó la ceremonia que escenificaba la creación de Tiwi Nunka tras un arduo proceso administrativo y burocrático que permitió al Centro Shuar Kiim tener la titularidad de unas 5.500 hectáreas de bosques que tradicionalmente habían habitado.

Fueron los propios shuars quienes decidieron que la zona, ubicada en la sureña provincia ecuatoriana de Zamora Chinchipe, fuese un área protegida administrada por ellos mismos y formase parte del sistema nacional de reservas naturales de Ecuador, sobre todo ante el anuncio de una inminente apertura del catastro minero.

“Si se abría sin que estuviese declarada como área protegida, estoy seguro de que se concesionaba para actividades mineras”, afirma a Efe Trotsky Riera-Vite, coordinador de en Zamora Chinchipe de Naturaleza y Cultura Internacional, la organización que ha acompañado al Centro Shuar Kiim en todo este camino.

Para Riera-Vite, la reserva Tiwi Nunka, que significa “Territorio de Tiwi” en el idioma shuar y que rinde homenaje al primer shuar que se asentó en esta zona, es única no solo por ser la primera donde una comunidad indígena ha pedido voluntariamente que sea un área protegida.

También porque, en términos del ecosistema, se encuentra en las estribaciones de la vertiente oriental de los Andes, una zona que ha sido identificada como un punto de condensación amazónica, donde la humedad que llega desde el océano Atlántico se vuelve a convertir en agua y sigue alimentando a los ríos.

PUNTO ESTRATÉGICO

Asimismo, Tiwi Nunka está en un punto estratégico que sirve de corredor de grandes mamíferos como el oso andino y el tapir, al conectar otras áreas naturales protegidas como el área de conservación Yacuambi y el Parque Nacional Podocarpus.

“Estamos tratando de crear un rompecabezas que permita un corredor para la conexión de estas dos grandes áreas”, señaló el coordinador de Naturaleza y Cultura Internacional, una organización de Ecuador presente también en Estados Unidos y Perú, que trabaja en el desarrollo del Centro Shuar Kiim desde 2005.

Otra particularidad es que en su territorio “nace el río Kiim y una cascada de enorme importancia para la nacionalidad shuar, porque es el sitio donde se encuentran con su fuerza vital de la naturaleza, que la llaman Arutam”, detalló Riera-Vite.

Tiwi Nunka es parte del vasto territorio de la Amazonía andina que los shuar abarcaban cuando eran un pueblo seminómada hasta que en los años 50 y 60 comenzó a ser colonizado por misioneros y migrantes llegados de los Andes que se quedaron con las tierras más fértiles y llanas.

Así, los shuars del Kiim fueron arrinconados a un territorio de unas 1.000 hectáreas que pudieron adjudicarse antes de que siguiesen viendo usurpado su espacio, hasta que iniciaron un proceso para que les adjudicase unas 7.000 hectáreas del bosque de protección declarado en la zona en 2008.

La mayor parte de ese espacio es ahora Tiwi Nunka, pero una parte quedó fuera ya que en esos años llegaron más invasiones que alargaron el proceso de titulación, que también contó con el apoyo de la Federación Provincial de la Nacionalidad Shuar de Zamora Chinchipe y el financiamiento de la organización Andes Amazon Fund.

TODO UN RETO POR DELANTE

Sin embargo, Riera-Vite advirtió que la travesía del Centro Shuar Kiim para crear Tiwi Nunka recién comienza, pues ahora sus habitantes tiene el imponente reto de administrar y resguardar esa superficie de páramos y bosques, por lo que necesitarán capacitación y recursos.

Ahora deben actualizar su plan de vida y buscar su sostenibilidad financiera con alternativas productivas como un emprendimiento de aceites esenciales elaborados a partir de las semillas del copán y con huertas tradicionales.

Para el coordinador de Naturaleza y Cultura Internacional en Zamora Chinchipe, provincia fronteriza con Perú, esta posibilidad de que las comunidades indígenas soliciten que su territorio pase al sistema nacional de áreas protegidas es poco conocida en el país y puede ser una solución para muchas comunidades que quieren evitar que su territorio sea concesionado para actividades como el petróleo o la minería.

El proceso puede ser largo, pero Riera-Vite ve como lecciones fundamentales la asistencia técnica y la constancia de la comunidad, que debe tener claro su horizonte y el modo de vida que quiere llevar a largo plazo.

Fernando Gimeno