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La incorporación de un perro a una familia con niños es una linda experiencia, pero requiere de
preparación previa.

No cabe duda que la llegada de una mascota al hogar es sinónimo de alegría, sobre todo para los más
pequeños. Sin embargo, la vigilancia y precaución serán necesarias desde que llegue el canino para
asegurar una convivencia sana, armoniosa y gratificante para todos.

En este contexto, el veterinario Mauro Guillem ofrece algunos consejos que puedes aplicar si estás
pensando en ampliar tu familia con un integrante de cuatro patas. La llegada de un perro a casa debe ser planificada meticulosamente y más si hay un niño.

Primero, Guillem menciona que es primordial seleccionar el animal adecuado para el entorno familiar.
También preparar a los niños para la llegada del nuevo miembro.

Niño y perro pueden crear vínculo afectivo

Así, destaca que, aunque hay razas de perros que generalmente se adaptan bien a la vida con niños, como el Labrador Retriever, el Beagle o el San Bernardo, no se debe asumir que cualquier perro de raza mixta no puede ser una buena opción.

“La clave está en la educación y socialización tanto del perro como de los niños”, dice. Además, recomienda que los padres expliquen a sus hijos, en términos sencillos, que el animal no es un
juguete y requiere cuidados especiales.

Por otro lado, enfatiza la importancia de supervisar las interacciones entre los niños y el perro, especialmente durante las primeras semanas.

Y es que muchas veces la emoción de los pequeños por una mascota es tanta, que quieren estar todo el tiempo acariciándolo o jugando con él. Causándose daño mutuamente, a veces, sin querer.

La educación de los menores y del can es fundamental

Por ejemplo, los niños pueden lastimar al perro al tirar de su pelo al jugar o abrazarlo en exceso. Guillem resalta que “los perros necesitan descansar y no deben estar siempre disponibles para jugar”.

Además, es importante permitirles comer y dormir sin interrupciones, ya que esto contribuye a su
bienestar general, precisa. Con la llegada de un perro se debe asumir la responsabilidad de educar, tanto a los niños como al perro.

Es así que este veterinario sugiere que sean los padres quienes tomen las riendas, y hagan partícipes a los niños de las tareas diarias relacionadas con el cuidado del animal, como el aseo y la alimentación.

“Esta participación no solo enseña a los pequeños el valor de la responsabilidad, sino que también les
proporciona una rutina beneficiosa y fomenta su desarrollo social y emocional”, manifiesta.

Finalmente, Guillem expresa que la convivencia con un perro ofrece numerosos beneficios para los
niños, entre ellos el desarrollo de la autoestima, la capacidad de gestionar emociones y el fomento de la
integración social.

Sin embargo, también implica asumir ciertos riesgos y estar preparado para enfrentar las dificultades que puedan surgir.