Las horas se hacen eternas para los choferes y propietarios de vehículos pesados que a diario pasan en la intersección de las avenidas Los Colonos (baipás Chone-Esmeraldas) y Emilio Lorenzo Stehle.
Volquetas, gallinetas, camiones de todo tipo aguardan estacionados la llegada de clientes. Para ‘matar el tiempo’ algunos juegan naipes, otros conversan con sus compañeros. En un día bueno, hacen dos carreras y con esas ganancias deben sobrevivir, porque hay otras jornadas en las que no logran ni un solo flete.
“El sector del transporte está quebrado. Nos suben los precios del combustible, de los repuestos, de los impuestos; sin embargo, el trabajo ha bajado considerablemente y las autoridades no ayudan”, es el criterio de Guillermo Infante, quien por cerca de 30 años se ha dedicado a conducir una volqueta.
Confiesa que pertenece a la cooperativa VolqueTrans, y que durante mucho tiempo ser agremiado fue una ventaja, porque para trabajar les pedían como requisito pertenecer a una cooperativa o compañía. Pero esta realidad ha cambiado, hoy para las obras que ejecutan las instituciones públicas, han contratado a otras empresas, que ya cuentan con su propia maquinaria.
Según explicó José Lascano, chofer de una volqueta por cerca de 15 años, esa es una de las principales limitantes a las que se enfrentan a diario. Indica que durante la campaña electoral para las seccionales de 2019, el actual alcalde Wilson Erazo les ofreció regularizar el transporte pesado en el cantón, algo que hasta la fecha no se ha concretado. A su criterio, en su lugar ha dado paso a que los trabajos con maquinaria pesada se queden en manos de empresas privadas, limitando así sus oportunidades de trabajo y por ende, sus ganancias.
“Tengo amigos que trabajan para constructoras particulares, con vehículos con placas blancas, es decir, que no están cooperados”, manifestó.
Además de las volquetas y los camiones de carga extrapesada, también otros carros han hecho de ese tramo de la avenida Los Colonos su parada extraoficial. Hace algunos días los choferes que durante años se estacionaban en la intersección de las avenidas Santa Rosa y Esmeraldas fueron desalojados por parte de los agentes de tránsito.
Adicionalmente, los choferes o propietarios de vehículos de más de ocho toneladas tienen prohibido el paso a la urbe, desde que el 3 de junio del año pasado entró en vigencia la ordenanza que regula y controla la circulación y el estacionamiento indebido de vehículos motorizados en el cantón Santo Domingo.
Con esa normativa, para descargar la mercadería en los comercios en el centro, deberán acudir a centros integrados de abastecimiento, en el baipás o transportarlos en vehículos de menor tonelaje a la zona urbana. La limitante también abarca a vehículos pesados superiores a 3,5 toneladas, impedidos de transitar al interior de la avenida Abraham Calazacón.