Hoy entran en vigencia medidas de flexibilización sanitaria, que facilitarán la producción y una serie de procesos sociales y de interacción que hay que recuperar.
El Comité de Operaciones de Emergencia (COE) asumió con poco gradualismo varias decisiones basadas en la situación epidemiológica del Covid-19.
Hoy se incrementan los aforos y eso conlleva oportunidades y riesgos.
Para que estas medidas surtan efectos, sean duraderas e incluso sigan ampliándose con nuevos beneficios, es preciso que la población entienda que tiene un papel que desempeñar.
El desenfreno y la irresponsabilidad pueden tirar abajo las flexibilidades. No solo una nueva variante.
“No debe bajarse la guardia con la vacunación”.
Una medida como esta debe ir acompañada por responsabilidad, pero además, por evaluaciones permanentes para corregir, en caso de ser necesario.
Y en esas condiciones resultaría oportuno añadir a estas decisiones campañas de concientización sobre el aseo y el autocuidado.
El Gobierno cometería un error si, paralelamente, no soluciona el desabastecimiento de medicinas que hay en los hospitales.
El sistema de salud debería estar listo, por si algo falla. Debe tener recursos para ese escenario.
Volver a las restricciones podría resultar muy desestimulante.
Hay que aprovechar esta oportunidad.
Editorial de El Diario publicado este lunes 21 de febrero del 2022 en nuestra edición impresa