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La evasión de los reos de las cárceles no es solo un problema de quienes se fugan, sino de quienes están llamados a ejercer los controles y a diseñar las políticas de seguridad carcelaria en el país.

Resulta anecdótico conocer que los casos de evasión no se conocen enseguida sino horas después, cuando los fugitivos han puesto suficiente tierra de por medio, por lo general cuando se hace el recuento en los pabellones.

Y la razón es que los sistemas de seguridad no funcionan de manera eficiente, como para advertir a tiempo de las irregularidades en el perímetro de estos lugares.

No se entiende por qué las autoridades dan datos poco certeros cuando hay fugas o matanzas en las cárceles.

“El sistema no funciona como debería y es necesaria una reforma general”.

No es posible que no conozcan en detalle cuántos reos quedan en una cárcel después de un traslado masivo.

El sistema no funciona como debería y es necesaria una reforma general, que cambie las reglas de juego.

Las cárceles deberían centrar gran parte de sus esfuerzos en la rehabilitación de los presos.

Editorial de El Diario publicado este viernes 18 de noviembre del 2022 en nuestra edición impresa.