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El Estado tiene que devolver los recursos que prestó al Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social en todos los gobiernos, para que esa entidad pueda responder por los beneficios que ofrece -y no cumple- a sus afiliados.

Durante toda su historia, el IESS se ha convertido en el salvataje de los fondos públicos. Los gobiernos han echado mano de sus recursos, sin tomar en cuenta que se trata de dinero que aportan los afiliados y jubilados, exclusivamente para garantizar sus prestaciones.

Ahora, golpeado por una crisis severa, el IESS arrastra una elevada cartera de la que no se sabe el valor exacto, porque en su tiempo se consideró erróneamente que los recursos de esa entidad son fondos públicos. Es más, el manejo político ha llevado a que sea el Ejecutivo el que encabece el directorio de la seguridad social.

“El manejo político ha llevado a que sea el Ejecutivo el que encabece el directorio del IESS”.

Se ha insistido en que el IESS debe tener competencia para que la seguridad social deje de ser un monopolio muy mal administrado por el sector público. Es más, se ha sostenido que esa institución debería contratar servicios, como los de salud, por ejemplo, en vez de proporcionarlos directamente.

Sin embargo, es necesario, también, que, a la par que se devuelven los fondos, el IESS se depure y reconfigure su esquema de trabajo, con el fin de evitar que la corrupción, la politización excesiva y la inoperancia burocrática sigan enquistadas en ese organismo.

Editorial de El Diario publicado este sábado 5 de marzo del 2022 en nuestra edición impresa.