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Es una fecha muy importante para la humanidad, pues se conmemora a los fieles difuntos, siguiendo la tradición y con el recuerdo de quienes partieron de esta vida.

Todos tenemos a nuestros seres queridos sepultados en algún cementerio en el mundo. El 2 de noviembre se celebra, se conmemora, se recuerda a las personas que ya no están con nosotros. Y la tradición nos lleva a celebrarlo de diferentes maneras, con serenatas, cánticos religiosos, misas, visitándolos en los cementerios, encendiendo algunas velas, rezándoles un Padrenuestro, un Ave María o alguna otra oración, en recordación de todo lo bueno que hizo en el mundo terrenal.
La fecha encierra tradiciones que aún se siguen practicando, como desayunar o almorzar junto a la tumba del ser amado, no nos olvidemos de la famosa colada morada, los panes especiales rellenos con manjar o algunos otros ingredientes especiales para ese día.
Lamentablemente, por todo lo que sea vivido en esta pandemia, confinamiento por más de 8 meses, miles de fallecimientos, millones de infectados por esta enfermedad que nos acecha a cada instante, este año se rompieron las tradiciones.
Estamos amenazados por un virus que no podemos ver, palpar ni percibir, pero puede llegar a ser mortal.
Por esta razón las autoridades de los COE cantonales, liderados por los alcaldes del país, tomaron la decisión drástica de cerrar los cementerios, en beneficio de la gran mayoría de los ecuatorianos, para salvaguardar la salud, la integridad y el bienestar de la familia, sabiendo que en estos últimos días se han suscitado rebrotes de esta enfermedad. Los contagios han subido y con ello se prendieron las alarmas en el Ministerio de Salud Pública, el Instituto Ecuatoriano de Seguridad y las clínicas particulares.
Es lamentable que después de que se relajaron las medidas de seguridad como toque de queda, restricciones de circulación vehicular, cierres de negocios, no se haya tenido  conciencia ciudadana y podríamos perder nuevamente la batalla con un saldo más alto en fallecidos y contagios.
A pesar de que la enfermedad pueda estar casi controlada, no faltará uno por ahí que se desordene. Esa es la minoría indisciplinada que piensa que a ellos no les afecta nada.
Por esta enfermedad del COVID, que se está propagando, lamentablemente no pudimos visitar a nuestros seres queridos en los cementerios.
No queda más que pedir a los portovejenses y manabitas que nos sigamos cuidando con la fórmula que nos han dado los médicos: distanciamiento, mascarillas, lavado de manos y alcohol. 
 
Lauro Emiliano Zavala Mendoza