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Resulta acertado que de forma constante se exploren nuevos modelos de gestión para el mejoramiento de la cosa pública. Uno de ellos es la externalización en la provisión de medicinas en los hospitales del Ministerio de Salud.

Según el modelo propuesto, los usuarios de los hospitales públicos pueden retirar en farmacias privadas los medicamentos que les prescriben los galenos de esas casas de salud. Hasta ahora, se hace en las farmacias de cada hospital.

Una de las virtudes de este modelo es que disminuirá la posibilidad de corrupción, pues ya no habrá una compra directa del Estado. Además, se evitará el desperdicio de recursos, como ha ocurrido con el hallazgo de medicina caducada.

“Disminuirá la posibilidad de corrupción, pues ya no habrá una compra directa del Estado”.

Otra ventaja es que el Estado solo debe controlar que el sistema se aplique adecuadamente, y ya no tendrá  a cargo la administración de las farmacias, que demandaba una doble tarea.

Es cierto que el modelo es perfectible y que, incluso de esta forma, caben posibilidades de corrupción, pero siempre será más fácil para el Estado controlar que se cumplan los procedimientos antes que manejar un complejo proceso de compras.

Es digna de felicitar la búsqueda de nuevos modelos de gestión pública. Es mejor así que mantenerse estático, con sistemas que son un desastre y un ejemplo de lo que no debería hacerse.

Editorial de El Diario publicado este lunes 7 de marzo del 2022 en nuestra edición impresa.