En Manabí la violencia parece haber recrudecido en las tres últimas semanas, con una serie de asesinatos que ubican a la provincia entre las más peligrosas del país, a pesar de la vigencia del estado de excepción y de la declarada guerra del Estado contra el terrorismo y la delincuencia.
El asesinato de la alcaldesa de San Vicente, las recientes matanzas en Puerto López, Manta y Portoviejo son ejemplos palpables de la contundencia de los golpes que aplican los delincuentes contra la sociedad manabita.
Solamente el viernes pasado hubo más de una docena de muertes entre dos cantones.
“Si la estrategia contra el crimen no da resultados, hay que replantearla”.
Preocupa porque, mientras el foco se centra en los asesinatos, que la Policía atribuye en su mayoría a disputas territoriales entre bandas, también aumentan los asaltos, los robos, las extorsiones y los secuestros.
Preocupa, además, porque los controles policiales y militares han disminuido, o al menos ya no son tan visibles.
Si la estrategia que el Gobierno ha aplicado para enfrentar al crimen organizado no da resultados, es hora de revisarla y, de ser necesario, replantearla.
De lo contrario, podrían pasar decenas de estados de excepción sin mayores efectos, desnaturalizando este tipo de medidas que deben ser, como su denominación misma lo indica, excepcionales.