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El hallazgo de un criadero de peces y una granja de aves en el interior de la Penitenciaría del Litoral, en Guayaquil, demuestra el descontrol que ha existido en las cárceles del país.

Y en las cárceles no son precisamente los órganos estatales de seguridad los que toman las decisiones.

Es inconcebible que en las intervenciones que han realizado hasta ahora ni los agentes penitenciarios ni los policías ni los militares hayan encontrado este tipo de instalaciones improvisadas en espacios que deberían tener otro uso.

Que se haya encontrado miradores de vigilancia, armas de largo alcance, municiones, electrodomésticos, tanques de gas, teléfonos celulares, drogas, dinero y hasta mascotas aumenta la dimensión del descontrol en estos centros.

Y es que en las cárceles, según las versiones de las mismas autoridades, en muchos casos eran los reclusos los que decidían quién y cuándo ingresaba.

Si el Estado no puede poner orden en las cárceles, menos podrá hacerlo en las calles.

Se hace urgente una reestructuración del sistema de rehabilitación social del país, empezando por la revisión de las leyes y los protocolos.

Más allá de los estados de excepción, lo que se necesita es un cambio decisivo.

Editorial de El Diario publicado el viernes 4 de agosto del 2023 en nuestra edición impresa.