El presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, ha calificado de “animales salvajes” a quienes agredieron el pasado viernes a un juez.
Se trata del caso del juez del Tribunal Supremo Alexandre de Moraes y su familia, quienes fueron agredidos en el aeropuerto de Roma.
Lula ha señalado la necesidad de “castigar severamente” a quienes protagonizan episodios de odio como el que padecieron el juez del Supremo y su familia.
Lo dijo en un encuentro con la prensa en Bruselas antes de concluir la cumbre de la Unión Europea y la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC).
“Necesitamos castigar severamente a las personas que siguen difundiendo odio, como el ciudadano que agredió al juez Alexandre de Moraes en el aeropuerto de Roma“, dijo.
“Un ciudadano como ese es un animal salvaje, no un ser humano”, ha dicho, según recoge el diario ‘O Globo’ de Brasil.
Lula por el caso del juez dice que hay que ser duros con los neofascistas
Lula ha subrayado que “el odio surgido durante la campaña electoral tiene que se extirpado”.
Y si bien defiende que cualquiera pueda estar en desacuerdo con otro, “no puede ser agresivo, no puede agredir, no puede faltar al respeto”.
“Es posible volver a la civilización, siempre ha sido así. Esa gente que renació en el neofascismo que se practicó en Brasil hay que extirparla”, añadió.
ANunció que van “a ser muy duros con esa gente para que aprendan a ser civilizados otra vez. Queremos paz, trabajo, empleo, educación, salud y vivir bien”, enfatizó.
El pasado viernes, De Moraes y su familia se encontraban en el Aeropuerto Internacional de Roma tras participar en una conferencia en la Universidad de Siena cuando fueron asaltados por un grupo de tres brasileños.
Los sujetos al grito de “bandido” y “comunista” llegaron a agredir al hijo del juez cuando salió en su defensa.
Después de ser identificados, el martes, la Policía Federal de Brasil ordenó el arresto de estas tres personas.
Se trata de un matrimonio y el padre de ella.
Los tres están siendo investigados por los delitos de injuria, persecución y desacato a la autoridad, que podrían acarrearles penas de hasta ocho años de cárcel.