Con su brillante y reluciente máscara negriazul, ‘el Gigante Calderón’, líder de la barra del Independiente del Valle, reúne todas sus fuerzas para otra histórica y heroica misión, la de alentar al equipo ecuatoriano hacia una nueva gesta en la Copa Sudamericana, título que disputará el sábado ante Sao Paulo en Córdoba (Argentina).
Detrás de esa máscara de lucha libre mexicana está Edgar Calderón, la identidad oculta del ‘Gigante’, que atesora una de las historias de mayor lealtad hacia Independiente, el equipo al que ha acompañado siempre desde que jugaba en la segunda división.
“Cuando peleaba por no descender, todo el mundo nos creía locos cuando poníamos ‘futuro campeón de Ecuador'”, afirma a Efe el líder de la barra “La locura del valle” mientras muestra una de sus principales cábalas: hacer nudos a la bufanda con cada gol, amarrados con fuerza para que no se escapen.
Así lo hacía con su madre desde que comenzaron a ir juntos al estadio hace ya unos 15 años para apoyar al Independiente del Valle como vecinos de Sangolquí, localidad situada al sureste de Quito donde surgió el conjunto negriazul.
“Dicen que no tenemos hinchada, pero en ese momento no pasábamos de 50 personas”, recuerda ‘el Gigante’.
“La vimos negra en los dos primeros años en Primera. Fue sufrido, y de esas tristezas que nos daba el equipo en ese tiempo, ahora nos llena de alegrías para estar peleando cosas importantes”, comenta.
EL NACIMIENTO DEL ‘GIGANTE’
Fue en esos años difíciles cuando surgió la figura del ‘Gigante’, en un partido contra El Nacional en el que a Calderón se le ocurrió lucirse en el estadio con una máscara de lucha libre, que un amigo que le había regalado.
“Me la puse y me di cuenta que a la gente le gustaba, sobre todo a los chicos. Se acercaban a pedirme fotos, me abrazaban, y así sigue pasando hasta ahora”, relata Calderón.
“Yo les digo que les regalo una foto a cambio de que se queden cantando al menos un rato conmigo. Ese ha sido como el enganche de este personaje, de ser ya un icono para ir sumando gente a la barra”, añadió.
Cada vez que se enfunda la máscara, ‘el Gigante’ siente que “es una responsabilidad de ser quien empuje a la barra, de ser quien se ponga en frente y pida que todos cantemos y no dejemos de alentar un solo momento”.
“Estemos ganando o perdiendo, hay que seguir alentando los 90 minutos al equipo. Como siempre les he enseñado a los chicos, tenemos que ser diferentes e independientes. Si vamos a formar una barra… ¿por qué tenemos que ser como las otras? Nosotros no agredimos ni lanzamos insultos al rival”, enfatiza Calderón.
“Es increíble que el fútbol se viva de manera tan violenta. Para nosotros, el plus ha sido llevar a la familia de los muchachos que se juntan a la barra, porque cuando un chico se comporta de manera violenta, no vas a poder controlarlo de ninguna manera, pero si le pones a su mamá al lado, se va a callar y a quedarse sentado”, continuó.
CRECER “DE MANERA SANA”
De esta forma, con una barra que “crece de manera sana”, ‘el Gigante’ ha sido testigo de la irrupción internacional de Independiente hasta volverse uno de los equipos más potentes del continente.
En pocos años ha visto a su equipo ser finalista de la Copa Libertadores (2016), conquistar la Copa Sudamericana (2019), lograr su primera liga de Ecuador (2021) y ahora de nuevo en una final de la Sudamericana.
Su mejor recuerdo de estos años es la final de la Libertadores contra Atlético Nacional, lo que le permitió viajar hasta Medellín (Colombia) y reencontrarse con su hija a la que no veía desde hacía al menos cuatro años.
Semanas antes había renunciado a viajar en el avión del equipo a Buenos Aires para la vuelta de la semifinal contra Boca Juniors en La Bombonera a cambio de que el club financiara los autobuses para llevar a toda la barra a la final en Medellín.
Ahora ‘el Gigante’ sigue pendiente de alguna llamada del club para ir a Córdoba (Argentina), pues los altos precios para viajar desde Ecuador le han impedido asegurar su presencia este sábado en el estadio Mario Alberto Kempes.
“Me dejó en visto el presidente, y estoy esperando el mensaje Sería un sueño increíble. Yo nunca me he subido a un avión. Mi sueño es estar en Córdoba, alentando al equipo, y llevar un poquito de la alegría de la barra y prender la fiesta que es lo que hacemos siempre en los estadios”, concluye ‘el Gigante’. EFE