El francés Karim Benzema se convirtió este lunes a sus 34 años en el nuevo Balón de Oro de France Football, el segundo más veterano desde que se da el premio en 1956 y aseguró que su tardío reconocimiento responde a un cambio que sufrió a los 30 años, cuando descubrió la ambición.
“Siempre tuve este trofeo en mente, pero tras los 30 descubrí la ambición. Eso me hizo trabajar más, ser más decisivos, apostar por cosas importantes como ser un líder en el equipo. Cuando tenía 22 años no tenía la misma ambición que hoy”, aseguró el jugador, que superó en la votación al polaco del Barcelona Robert Lewandowski y al senegalés del Bayern de Múnich Sadio Mané.
Benzema indicó que esa madurez mental le permitió afrontar momentos difíciles, como cuando estuvo acusado de complicidad en chantaje, lo que le apartó durante más de tres años de la selección, unos cargos por los que finalmente fue condenado.
“Fueron momentos muy difíciles, todos mis compañeros se iban a las selecciones y yo estaba solo en Valdebebas”, rememoró.
Con este Balón de Oro, Benzema cumple la triple promesa que un día le hizo a su madre, que también incluía comprarle una casa y jugar en el Real Madrid.
“Ahora tengo una nueva ambición, quiero ganar el Mundial con Francia. Tengo mucha confianza y ambición, espero estar en la lista y poder darlo todo para ganarlo”, aseguró.
Pero tuvo palabras de agradecimiento al Real Madrid, “el mejor club del mundo” y al presidente, Florentino Pérez, que ya en el escenario consideró un miembro de su familia y, en sala de prensa, volvió a ensalzar por la confianza que siempre ha tenido en él.
“Florentino siempre ha estado en mi barco, en momentos muy difíciles y no solo en el campo. Vino a mi casa, con mis padres, para ficharme y hoy estaba muy feliz conmigo. Siempre me dijo que algún día ganaría el Balón de Oro”, señaló.
También se acordó de Zinedine Zidane, el último francés que lo había ganado hasta ahora y que fue el encargado de entregarle el galardón. También fue el entrenador que confió en él en el Madrid.
Benzema, que en el estrado aseguró que el suyo era “el Balón de Oro del pueblo”, matizó que no había “nada político” en sus palabras, con las que quería decir que se lo dedicaba a “todos los fans” que han confiado en él desde sus primeros pasos en Lyon.
El delantero aseguró que, por ahora, no ve el final de su carrera, que vendrá “el día que no tenga ganas de ir a entrenar” y señaló que tratará de “seguir dando el máximo para ayudar al equipo”, sin pensar si ello puede reportarle un segundo galardón.