La Federación Ecuatoriana de Fútbol (FEF) y la LigaPro se han comprometido a otorgar garantías y mejorar la seguridad de los árbitros, que han aceptado volver a dirigir desde este lunes tras la paralización sufrida a raíz de la agresión al juez central Álex Cajas en un partido del torneo local.
En un documento, la FEF y LigaPro han garantizado que aplicarán con el máximo del rigor del reglamento del fútbol profesional ecuatoriano para desterrar los actos de violencia, como el suscitado el sábado pasado con la agresión al árbitro Cajas durante el partido entre Macará y Aucas.
“Tanto la FEF como LigaPro se comprometen a sancionar con el máximo rigor de la Ley y los reglamentos a quienes cometan estos repudiables actos y hacen público su compromiso de reformar los reglamentos que rigen al fútbol para que existan sanciones deportivas y económicas ejemplares”, señaló el oficio.
Con el actual reglamento del fútbol ecuatoriano, el agresor del árbitro Cajas recibiría entre dos meses y un año de suspensión, por lo que la FEF junto a sus clubes y asociaciones se reunirán en los próximos días para reformar esa parte de la reglamentación.
El comunicado añadió que “la LigaPro realizará sus mejores esfuerzos para mejorar la seguridad de los árbitros en el ejercicio de sus actividades en los campeonatos que se encuentran bajo su organización, retomando y/o reforzando la participación de los delegados de seguridad para las programaciones” de los partidos.
El árbitro Cajas fue agredido sobre el final del partido entre el Macará y el Aucas por el preparador de porteros de Macará, Héctor Lautaro Chiriboga, por lo que los árbitros se negaron a pitar los encuentros programados para el domingo, ante la falta de seguridad y de garantías puesta de manifiesto no sólo en ese partido.
Luis Muentes, presidente de los árbitros en Ecuador, señaló que, tras el diálogo con el presidente de la FEF, Francisco Egas, y las garantías para tener seguridad, antes, durante y después de los partidos, los jueces se presentarán desde este lunes al partido entre Guayaquil City y el Independiente del Valle.
“Tras lo sucedido con Álex Cajas, y el antecedente de la agresión al árbitro Diego Lara y sus colaboradores en el partido de la segunda división entre Deportivo Quito y Espoli, ningún árbitro sentía seguridad y garantías, por eso se tomó la medida de no pitar”, precisó Muentes a medios locales.
Muentes resaltó que a los árbitros tampoco les convenía la paralización, “pues nadie reconocerá los gastos de movilización y hospedaje hasta las ciudades a donde tuvieron que viajar para pitar”.
“Todo el entorno futbolístico se perjudicó, pero tampoco se podía arriesgar la vida ante la violencia y la falta de seguridad”, subrayó Muentes. EFE