Mauricio Montesdeoca Martinetti tenía sed de venganza. Lo señalaron de aplicar la justicia con sus propias manos y así nació un mito urbano, que doce años después sigue siendo recordado.
A Mauricio todos lo señalaban como “El Justiciero” y su crimen, perpetrado por un comando armado, es otro mito pues nunca hubo responsables.
Fue un atentado muy bien planificado con más de diez hombres armados que llegaron en dos camionetas y usaron armas de largo alcance para no darle oportunidad de escape.
Este hombre, oriundo de Portoviejo, se convirtió en un mito urbano, cuando varios ciudadanos, acusados de ser delincuentes, eran raptados y aparecían luego ajusticiados con las manos atadas, sin uñas o con partes de su cuerpo arrancadas.
Los acribillados aparecían en zonas despobladas con un letrero que decía “El Justiciero”. Así aparecieron alias “Chani”, “Manos largas”, “Perro ñato” “Bomba”, “El chico del millón”, y otros tantos.
En el 2006 aparecieron en Manta cuatro cuerpos acribillados con un letrero que decía “Llegó el tsunami para los secuestradores. El Justiciero”.
Montesdeoca no fue procesado por esos crímenes, porque no había pruebas, pero los familiares de algunas de las víctimas aseguraban que el ejecutor era un tipo a quien señalaban como “El Justiciero” y que era acompañado por un escuadrón de seguridad que parecía tener visto bueno para actuar, pues nunca nadie fue detenido por esos ajusticiamientos en Manabí.
Montesdeoca comentó en entrevistas dadas en esa época que él era sólo informante de la Policía. Sin embargo un informe policial hecho público recoge que Montesdeoca participaba en los operativos ‘con uniforme policial, chaleco, casco y un fusil HK calibre 5.52’, según publicó el diario español Público.
Este jueves 15 de julio se cumplen 12 años del crimen de “El Justiciero”, una muerte que dejó muchas dudas pues incluso se aseguró por parte de amigos de Montesdeoca que fue un crimen ordenado desde “las altas esferas”.
Montesdeoca fue para muchos un delincuente, para otros un verdadero justiciero. Sea como sea su leyenda marcó una época en la vida de Manabí.
Quienes lo conocieron aseguran que el personaje “El Justiciero” nació en vísperas de Año Nuevo, el 28 de diciembre de 1997.
Aquella noche fue sangrienta, pues fue testigo del asesinato de sus hermanos, un primo y un amigo, con quienes compartía en el portal de su vivienda.
Tras este violento ataque y lograr sobrevivir, Montesdeoca se fue a vivir a Estados Unidos. Cuando regresó coincidencialmente los supuestos asesinos de sus familiares fueron apareciendo acribillados, uno a uno.
Estando en Ecuador, se aseguró que colaboraba como informante de la unidad élite de la Policía, Grupo de Intervención y Rescate (GIR) y además siempre se especuló que recibió entrenamiento en Israel sobre manejo de armas y combate contra fuerzas hostiles.
Sobre su viaje a Israel, Montesdeoca en varias entrevistas reconoció haberlo hecho, pero para cursos de seguridad, pues su actividad económica en Manabí era su compañía privada de seguridad.
Según versiones de familiares de las víctimas, Montesdeoca mató a los asesinos de sus hermanos y luego a otros delincuentes. Por esa razón lo bautizaron como “El Justiciero”.
Por muchos años Montesdeoca nunca se pronunció ante los medios de comunicación. Y los señalamientos que le hacían los familiares de las víctimas quedaban en nada.
Cuando Montesdeoca vio que su popularidad creció con el mito de “El Justiciero” decidió ser político. Sin embargo usaban un pañuelo en su cara para no identificar totalmente su rostro.
En la época como candidato siempre descartó haber cometido crímenes y aseguraba que todo se trataba de leyendas urbanas.
Política. Diez años después del crimen de sus familiares, Montesdeoca participó como candidato a asambleísta constituyente, tras haber creado el movimiento Justicia Libertaria Alfarista (JLA).
En medio de los recorridos durante la campaña y en las entrevistas, evitaba las fotografías y, cuando aparecía, cubría su rostro.
Tras perder la elección fue candidato a alcalde de Portoviejo y ya para esa época se mostraba libremente. En febrero del 2008 en Manta anunció su candidatura.
Montesdeoca luego denunció en la Fiscalía, Ministerio de Gobierno y Presidencia de la República, a los policías Luis Martínez, Macuco Moreira y Luis Intriago, del Grupo de Apoyo Operacional (GAO), por supuestamente tener nexos con bandas delictivas como “Los Choneros”, que operan en Manabí.
En esa misma época apareció una denuncia contra Montesdeoca ante el fiscal César Ponce, por la muerte de dos hombres en Manta.
En esa época Redway Velásquez, director provincial del movimiento Justicia Libertaria Alfarista (JLA), declaró que tras denunciar a los policías Montesdeoca recibió amenazas de muerte, lo que obligó a salir del país.
La muerte. Tenía 38 años de edad cuando murió, se dirigía a su casa, ubicada en la ciudadela Ceibos del Norte, acompañado de su chofer.
En aquella época, varios testigos afirmaron que cuando el guardia de la urbanización iba a abrir la puerta, aparecieron dos camionetas desde donde se bajaron varios hombres que empezaron a disparar a Montesdeoca. Herido, se bajó a responder a sus atacantes, pero el comando armado lo liquidó.
En total a Montesdeoca le dieron trece tiros. El asesinato ocurrió el 15 de julio del 2009 a las 00h30 aproximadamente.
El carro en el que se movilizaba Mauricio, un Nissan pathfinder, tenía 44 orificios. El chofer logró sobrevivir.
Montesdeoca era casado y tenía una hija de 5 años de edad, cuando fue acribillado.
Su muerte fue investigada pero no hubo sentenciados.
13 días antes del crimen, Montesdeoca dio una entrevista a El Diario, en la avenida del Ejército en Portoviejo. El excandidato a asambleísta y alcalde, estaba desarmado, pues ya regía la prohibición de usar armas que dispuso el Ministerio de Gobierno en julio del 2009.
Allí en esta entrevista dijo que temía por su vida y que estaba en desacuerdo con la prohibición de usar armas.
Las investigaciones determinaron que las balas que acabaron con la vida del líder del Movimiento Justicia Libertaria Alfarista fueron tipo fusil, armas que generalmente son utilizadas por grupos especiales de la policía. Los jefes policiales descartaron cualquier implicación en el hecho.
En noviembre del 2019 dos policías fueron llamados a declarar por el crimen de Montesdeoca. Los citados fueron el capitán de la policía Williams Salazar y el cabo Ramón Moreira, miembro de la Policía Judicial.
El caso aún no tiene responsables.