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“La unión hace la fuerza”, era una de las frases que se leía en un cartel colocado en uno de los 200 buses que se sumó a la caravana que atravesó la ciudad de Santo Domingo.

Mientras tanto los dirigentes del gremio de transporte urbano se reunían con el alcalde, Wilson Erazo, y los concejales en el Municipio. Un motivo los llevó a rodar y dialogar: la crisis económica que atraviesan.

“Señor gobernador y asambleístas la transportación urbana está en quiebra, exigimos se gestione una moratoria de pagos ante la banca pública, privada y casas comerciales”, rezaba otro cartel. Se refería a las deudas que tienen al haber adquirido nuevos buses en años anteriores.

También señalan que ha afectado el incremento del combustible.

La caravana tuvo dos rutas, un grupo salió desde la Orangine hacia el parque de la Juventud y otro desde el redondel Sueño de Bolívar hasta la vía a Quevedo.

Según dijo Mario Pazmiño, dirigente, el 50 por ciento de la flota paralizada es la que participó, es decir no se interrumpió el servicio.

Aunque las calles y avenidas fueron obstaculizadas por la caravana.

La comisión de dirigentes de las cinco operadoras de buses urbanos fue recibida por las autoridades, pero salieron como llegaron, sin respuestas concretas.

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