Compártelo con tus amigos:

Para Gregorio Solórzano, ser un barbero es un trabajo “elegante” y lleno de arte. A sus 21 años tiene una barbería, un negocio al que llamó The Big Boss, que en español se traduce en ‘El Gran jefe’. Y es que él se siente su propio jefe.

En este local, ubicado en la calle De Los Araucanos, en  la cooperativa Héroes de Paquisha de Santo Domingo, ya lleva cinco años ejerciendo el oficio que más le gusta.

Su romance con las maquinillas cortapelos, las tijeras y las ‘gillette’ empezó a sus 17 años. Cuenta que fueron más de dos los motivos que lo destinaron a esta labor.

“Se veía como elegante trabajar así, me gustó porque es más tranquilo”, manifiesta el joven, quien labora desde las nueve de la mañana hasta las ocho de la noche,  todo depende de cómo esté el movimiento.
Él sabe hacer cortes, cejas…atiende a hombres y mujeres.

No es el único en su entorno que se dedica a esta actividad, que cada vez se va arraigando en los sectores populares de Santo Domingo, imponiendo el estilo urbano que es del agrado de los jóvenes. Tiene amigos con los que puede compartir sus experiencias.

En la mayoría de estos emprendimientos trabajan solo varones, de una edad promedio de 20 a 25 años.

Como Gregorio, hay otros barberos que comparten el criterio de que este trabajo tiene ventajas, una de ellas es atender desde la casa, sin tener que pagar arriendo. Esto es lo que hace que en los barrios y cooperativas muchos apuesten por algo propio.

Estiven Cedeño, de 25 años, es uno de los emprendedores que tiene su local, llamado Perla Negra, en un espacio de su vivienda en la cooperativa Cristo Vive.

Ya son cinco años que lleva haciendo cortes, sombreados, barba y más.
También tiene un espacio para la venta de cosméticos, “para las mujeres, para que salgan hechas unas nenas”, añade.

Él dice que lo que  los motiva es que ante la falta de empleo esta es una labor fácil de aprender.
“Me gusta el ambiente, aunque al inicio fue difícil”, reconoce Estiven.

Monge’s Barber Shop es una de las primeras barberías que se instalaron en la cooperativa Jorge Mahuad, en el ingreso a la 2 de Mayo y Juan Eulogio, donde Jair Zambrano asegura que hay al menos unas 20 en toda esta zona.
Él es quien con su habilidad contenta a los clientes que buscan un corte especial en Monge’s Barber Shop.

El  hombre de 22 años lleva tres años en el oficio, ahí empezó después de terminar sus estudios.
Optó por este ‘arte’ “porque es un trabajo que no es tan forzoso como la construcción y porque me gusta”.

Otra de las zonas donde se imponen los barberos es en El Proletariado.
Allí Heyner Márquez, de 22 años, labora en Urban 593 desde hace dos años.
Trabajan cuatro personas, todos jóvenes, de entre 22 a 26 años, y por ahora sostiene que no piensa cambiar de empleo.

“Esto llama la atención, es un arte. Cada día se aprende algo nuevo”, refiere.
Allí ofrecen desde cortes, diseños, tintes, depilación con cera y todo lo que está de moda en el mundo de los barber shops.