Débora Mero sueña con tener una mejor vida.
Ella es una mujer trans que anhela encontrar un ‘buen’ trabajo para ayudar a su madre y a su padrastro.
Vive en una humilde casa en la parroquia Tarqui.
Las paredes están hechas de hojas de zinc, y cuando llueve el agua entra y moja los pocos enseres que tiene.
Por ahora se ‘gana’ la vida vendiendo legumbres en el mercado del Nuevo Tarqui.
Recorre los pasillos del centro de abastos ofreciendo cebollas y tomates a un dólar la funda.
Anteriormente manejaba un triciclo en el que llevaba las legumbres, pero su negocio ‘quebró’.
Su mayor anhelo es ofrecerle una mejor vida a su madre quien, dijo, todos los días llora por ver en la condición en la que viven.
Asegura que su vida como mujer trans no ha sido nada fácil
Ha sido víctima de discriminación y maltrato.
“Muchos me denigran, me gritan cosa, me dicen apodos, me tratan mal, se burlan de mi, pero sigo mi camino levantando mi mirada”, señaló.
Aunque esas palabras la hieren asegura que sigue adelante porque está convencida que “ante los ojos de Dios todas las personas somo iguales”.
Lamenta que tampoco tiene la posibilidad de vestirse como quisiera, con un lindo vestido o pintarse las uñas.
“Yo quisiera una vida mejor, estable donde no nos haga al menos un plato de comida”, dijo.
Su madre menciona que en alguna ocasión sentía vergüenza por su ella, por las críticas y comentarios de la gante, pero ahora la acepta y la quiere tal y como es.
“Ser trans en Ecuador es complicado porque hay que soportar muchas cosas: lo que piensa la gente y el maltrato”, recalcó Débora.