El ingreso de sujetos armados a hospitales para acabar con la vida de una persona no es nuevo en Manabí.
El domingo 27 de noviembre del año pasado, siete hombres fuertemente armados, ingresaron al hospital Napoleón Dávila Córdova de Chone y mantuvieron como rehenes al personal de esa casa de salud.
En esa ocasión no se logró asesinar a nadie como sí ocurrió en el hospital Verdi Cevallos de Portoviejo, la madrugada de este jueves.
En el ataque de noviembre del 2022 en Chone, se quiso atentar contra la vida de alias “Cara Sucia”, un menor de edad vinculado al crimen organizado.
Con armas a hospitales
En aquella vez, hombres con armas de todo calibre sometieron en público a una enfermera en una de las puertas de la casa de salud, quien con gritos desgarradores pedía que abrieran una puerta.
Cuando ocurrió ese ataque, el año pasado, personal sanitario y administrativo estuvo prácticamente secuestrado, hasta que la policía logró tomar el control de la casa de salud.
En el país tampoco es nuevo este tipo de actos. El año pasado se registraron, según una valoración del Ministerio de Salud Pública (MSP), niveles de violencia en cerca de 2.112 establecimientos de Ecuador.
De hecho, esta serie de atentados dio inicio al “Código Plata”, una estrategia que blinda hospitales del país cuando reciben personas heridas por actos delictivos o enfrentamientos armados entre bandas del crimen organizado.
El mismo impide el ingreso y salida de personas de los establecimientos sanitarios hasta que la Policía Nacional pueda tener control de la emergencia.
Solo en el primer trimestre del 2023 se activaron 92 alertas de atentados en hospitales del país.
Entre otros tantos, está uno en el hospital Abel Gilbert Pontón, del sur de Guayaquil, donde dos sicarios vestidos de doctores entraron hasta el cuarto piso de la casa de salud y asesinaron a tiros a un hombre ingresado con heridas de bala.