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El presidente de Ecuador, Daniel Noboa, descartó la posibilidad de legalizar el consumo de drogas como medida para combatir el narcotráfico y la espiral de violencia en la que se ha visto sumido recientemente el país.

Esta situación ha sido calificada que el propio mandatario como un “conflicto interno”.

Así, destacó que “la guerra contra el terrorismo y el crimen organizado es la principal misión del Gobierno”.

Noboa afirmó, además, que existe la necesidad de “reforzar el sistema de salud y los servicios sociales para “crear oportunidades para mejorar la calidad de vida” de los ciudadanos.

Además, reconoció que las pandillas tienen una estructura que incluye “armamento y financiación”, por lo que “difunden miedo entre la población y se hacen con el control de las cárceles”.

No obstante, dijo “confiar” en que se hará con la victoria y “restaurará la paz y la estabilidad” en Ecuador.

En este sentido, destacó la puesta en libertad de funcionarios de varias cárceles y la detención de los cabecillas de algunos grupos, al tiempo que ha hecho hincapié en que el apoyo internacional es “clave” para luchar contra el narcotráfico.

El presidente recordó que es “inconstitucional” abrir bases extranjeras, pero manifestó que sí se puede contar con la colaboración de países como Estados Unidos a la hora de obtener “equipamiento y entrenamiento”.

Niega legalizar consumo

“Es importante que se entienda que este es un problema global. La droga que sale de Ecuador termina en Estados Unidos o Europa. Por eso necesitamos ayuda de los países que son destinos de estas sustancias”, ha apuntado.

Sobre la situación en las cárceles, Noboa indicó que es necesaria “una permanente presencia de los militares en las cárceles”.

“Tenemos que tener control interno que se había perdido en los últimos años”, ha sostenido antes de añadir que ya se ha puesto en marcha una reestructuración del Servicio Nacional de Atención Integral a Personas Adultas Privadas de la Libertad y a Adolescentes Infractores (Snai).

Desde el pasado 9 de enero Ecuador vive una crisis de seguridad.

En los últimos años, los grupos locales han estrechado lazos con cárteles de países como México y Colombia sin que las fuerzas de seguridad ecuatorianas hayan logrado encontrar la fórmula de contener su constante expansión.