El ministro ecuatoriano del Interior, Patricio Carrillo, anunció este miércoles la intensificación de la búsqueda del agente instructor Germán Cáceres, principal sospechoso del asesinato de su esposa, la abogada María Belén Bernal, que desapareció tras visitarlo en un recinto plagado de policías.
Carrillo, en un rueda de prensa en la misma Escuela Superior de Policía donde desapareció la abogada, aseguró que unos restos encontrados en un cerro cercano al recinto corresponden en un 99,9 % a Bernal, según los primeros resultados forenses.
El ministro, que se negó a aceptar que sea un crimen de Estado o institucional, dijo que el asesinato de la abogada es “un acto cometido por un irracional” que tampoco fue impedido por cadetes y agentes que se encontraban en el lugar y que escucharon los llamados de auxilio de la víctima.
“Este dolor que sentimos no nos permite dejar para después” ningún detalle de la investigación, añadió el ministro en la rueda de prensa en la que estuvo acompañado por otros mandos policiales, incluido el comandante general de la entidad, Fausto Salinas.
BÚSQUEDA HASTA DEBAJO DE LAS PIEDRAS
“No vamos a descansar hasta encontrar al responsable”, remarcó el ministro al calificar a Cáceres como “un mal elemento” a quien lo buscarán incluso “debajo de las piedras”.
Carrillo dijo que ha pedido a la Fiscalía que vincule en el proceso a doce agentes que ya han sido investigados y que han asegurado haber escuchado los pedidos de auxilio de la víctima cuando aparentemente era agredida por su marido.
Contra ellos también se ha pedido que se disponga la “prisión preventiva”, con fines de investigación por existir “elementos de convicción” que los vincula, ya sea por acción u omisión, en el crimen, agregó el ministro.
UN FEMINICIDO Y ¿CRIMEN DE ESTADO?
Aunque aclaró que es la Fiscalía la titular de la investigación y la encargada de configurar los temas penales del proceso, Carrillo dijo que, para él, el caso se trata de una “desaparición involuntaria con resolución de muerte”, que también podría considerarse como “femicidio”.
Asimismo, dijo que no comparte que se involucre al Policía como institución, aunque insistió en que se respetarán las instancias judiciales pertinentes, en torno a que se han alzado voces que advierten el proceso como un “crimen de Estado” o de “lesa humanidad”.
De su lado, la madre de Bernal, Elizabeth Otavalo, que acudió a las dependencias forenses de la Policía para verificar las pericias sobre los restos encontrados este miércoles cerca de la Escuela de la Policía, pidió ayuda a las entidades académicas para conocer la verdad.
Otavalo envió también un duro mensaje la presidente del país, Guillermo Lasso, quien fue el primero en avisar sobre el hallazgo de los restos de Bernal.
LA MADRE EXIJE JUSTICIA
“Presidente, exijo justicia. Esto es un crimen que pasó en la escuela superior de la Policía. Me arrebataron a mi hija, a manos de un servidor de la Policía prófugo. Ruego a las universidades apoyo en los exámenes médicos legales. Necesito saber la verdad”, añadió la madre.
Tras la rueda de prensa del ministro, un nutrido grupo de ciudadanos se agolpó a las afueras de la Escuela Superior de Policía para condenar la actitud de las autoridades en este caso.
“Fuera Carrillo, fuera”, fue el grito de los manifestantes que han acompañado a la familia de Bernal desde que se conociera públicamente su desaparición.
“Ahí están, esos son, los que cuidan a la nación”, fue otra de las irónicas consignas de la muchedumbre, sobre todo activistas de colectivos feministas.
El caso Bernal se conoció después de que su familia denunciara que no sabían nada de ella desde el 11 de septiembre, cuando ingresó en la Escuela de Policía, donde su esposo ejercía como instructor.
La Fiscalía, tras conocer de la denuncia, tomó una primera declaración a Cáceres, pero le dejó en libertad al no encontrar indicios suficientes para ordenar su prisión preventiva.
Después de esa declaración, el esposo huyó y se mantiene en condición de prófugo.
Según la madre de Bernal, en las primeras diligencias se encontraron el teléfono, la cartera, la billetera y una zapatilla de su hija “en la Escuela Superior, debajo de unas gradas, escondido en una funda”. EFE