El archipiélago ecuatoriano de Galápagos, espacio de biodiversidad y modelo de conservación, se ha convertido en un ejemplo mundial del desarrollo de sistemas de alimentos de mar con una línea de inversión responsable y mayor rentabilidad para las pesquerías costeras.
Enmarcado en la Iniciativa de Pesca Costera-Challenge Fund (CFI-CF) y financiada por el Fondo Mundial para el Medio Ambiente (GEF por sus siglas en inglés), el proyecto de sistemas de alimentos de mar inició en febrero pasado y ha permitido la identificación de emprendimientos con responsabilidad social y ambiental.
ECONOMÍA CIRCULAR y “BIOTIENDA”
Entre los emprendimientos figura uno de economía circular, en el que se usan los desechos del pescado para convertirlo en fertilizantes o alimentos para cerdos o aves.
Por otra parte, un chef especializado en “cocina de autor” usa sólo “pescado sostenible”, es decir aquel capturado de manera legal, que cumpla las tallas establecidas y que se haya reproducido al menos una vez.
Jorge Ramírez, investigador principal del proyecto interdisciplinario de pesquerías de la Fundación Charles Darwin, comentó a Efe que hay también una cocinera empeñada en reducir la cantidad de alimentos enlatados que provienen del continente y ofrece productos empacados al vacío con materiales reutilizables, más o menos como el sistema de los refrescos retornables.
En Galápagos “increíblemente comemos mucho atún y pescado enlatado”, dijo este mexicano máster en Ciencias Marinas y Costeras al advertir del peligro que representa el posible ingreso de “especies invasoras” en la carga que llega el frágil ecosistema del archipiélago, situado a unos mil kilómetros de las costas continentales ecuatorianas.
El emprendimiento denominado “biotienda” se basa en la venta de productos de alimentos del mar procesados artesanal y localmente para “disminuir la importación de alimentos” y también para asegurar que haya una pesca sostenible.
Por otra parte, el hijo de un pescador prepara una guía de información para que los consumidores cuenten con datos oficiales y se cercioren de que los productos cumplan con las especificaciones debidas, como de tallas, por ejemplo.
El proyecto -resumió- busca “que construyamos juntos un sistema de alimentos íntegro, que nos inspire, genere bienestar social, económico y ambiental” con la mirada puesta en la necesidad de promover procesos participativos y acompañar técnicamente a los sectores del sistema de alimentos del mar de Galápagos.
SOCIO-ECOLOGÍA
A las pesquerías se les llama sistemas socio-ecológicos porque son sistemas complejos que interrelacionan a la naturaleza y sociedad humana.
Su funcionamiento depende de variables biológicas (reproducción), ambientales (cambio climático), ecológicas (cadenas alimenticias), tecnológicas (métodos de pesca), sociales (gobernanza) y económicas (comercialización).
La pesca -fuente de empleo para más de 500 hogares y un eje fundamental para la seguridad alimentaria en el archipiélago- puede generar más de dos millones de dólares anuales en Galápagos, donde se pueden capturar más de 50 especies.
Siendo una de las actividades más importantes en el archipiélago, además de los sistemas de alimentos del mar, la Fundación Charles Darwin, junto a un equipo interdisciplinario de científicos, mantiene estudios sobre las pesquerías para un mejor manejo del sector.
Gracias a estos, ahora saben que el bacalao, camotillo y brujo son especies longevas y que tardan años en llegar a la edad reproductiva, lo que los hace muy vulnerables a la sobrepesca.
Además, identificaron que las zonas intermedias entre los ecosistemas de manglar y playas arenosas son hábitat de larvas de peces pelágicos pequeños como sardinas, arenques y anchoas, especies que son alimento de piqueros y lobos marinos.
Con el estudio demostraron que Galápagos “es de los pocos sitios en el mundo donde los bosques de manglar han aumentado de manera natural, pues prácticamente no tienen impactos antrópicos locales”.
Con datos como esos se apoyan para avanzar en el manejo adecuado de las pesquerías en Galápagos, un laboratorio natural, social y económico, un microcosmos donde todo lo que ocurre se puede extrapolar a nivel mundial, según los científicos.