Investigadores ecuatorianos, mexicanos y estadounidenses han descrito el hallazgo de dos nuevas especies de peces en el archipiélago de Galápagos y el Pacífico Este Tropical, que podría arrojar luz sobre la conexión biológica que proporciona la cordillera marina del Coco-Galápagos.
Publicado recientemente en la revista científica Zootaxa, en el estudio han participado investigadores de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo (México), de la Universidad Autónoma de Baja California (EE.UU.), del Instituto Nacional de Biodiversidad de Ecuador (Inabio), y de la Dirección del Parque Nacional Galápagos.
Las dos nuevas especies descritas pertenecen al género Anisotremus y fueron bautizadas como A. Perezponcedeleoni sp. norte, localizada en el archipiélago de Revillagigedo, mientras que la segunda, A. espinozai del archipiélago Galápagos-Isla del Coco, lleva el nombre en honor al guardaparque que contribuyó al descubrimiento, Eduardo Espinoza.
“Estas dos nuevas especies no solo abarcan las Galápagos, sino todo el Pacífico Este Tropical”, precisó a Efe este lunes el director del Parque Nacional Galápagos, Dani Rueda.
La especie localizada en la reserva marina de las islas ecuatorianas, habita en una cordillera submarina que conecta a las Galápagos con la isla de Cocos, en Costa Rica.
Por ello, Rueda asegura que gracias al estudio, “se puede confirmar científicamente que esta cordillera conecta entre los dos sistemas insulares”.
Los estudios filogenéticos realizados en la investigación revelan la presencia de un complejo de especies de al menos tres linajes distintivos entre las poblaciones de estas familias de peces que habitan el Pacífico Este Tropical.
Las dos halladas guardan algún tipo de relación con una especie conocida, la Anisotremus interruptus, presente en esa cordillera submarina de origen volcánico.
El responsable del Parque Nacional consideró que la “fragmentación de especificidad marina que tenemos en Galápagos, nos permite diversificar y confirmar que la Anisotremus interruptus generó una nueva especie”, presumiblemente hace millones de años.
Y aclaró que la diferencia entre la conocida y la recientemente descrita versa en la posición de las aletas dorsales y ventral, y en que la nueva posee una cabeza achatada.
“Pero lo que verifica la nueva especie es el estudio genético, que ha tomado cuatro años”, apostilló.
La reserva marina galapagueña tiene registradas alrededor de 3.500 especies y el hallazgo sería el primero hecho de especies no mayores en la parte submarina del Parque Nacional, según Rueda.
Los peces descritos se conocen comúnmente como “roncadores” porque cuando son sacados del agua emiten un ruido muy parecido al ronquido.
Viven a una profundidad de hasta 2.500 metros en hábitats marinos rocosos y llegan a medir de 25 a 30 centímetros como adultos, y vivir entre cinco y quince años, aunque este último dato aún debe ser confirmado con nuevos estudios. EFE