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La contaminación y el cambio climático, entre otros factores, amenazan la extensa variedad de peces que habitan en los ríos de Ecuador, sobre todo en la región de la Amazonía, donde este recurso es vital para la subsistencia de muchos pueblos originarios.

Así lo explicó a Efe el ictiólogo Jonathan Valdiviezo, del Instituto Nacional de Biodiversidad (Inabio), uno de los autores de un estudio sobre las amenazas a peces de agua dulce en Ecuador, por factores como la deforestación, la minería, la extracción petrolera, la sobrepesca y la introducción de especies foráneas, entre otros.

La investigación -dijo- arrancó con el objetivo de conocer las diferentes especies de peces de agua dulce que habitan en el país y, sobre todo, intentar responder a la pregunta: “¿Qué está pasando con los ríos” ecuatorianos?.

Según Valdiviezo, se calcula que en el país hay unas 900 especies de peces, 720 de ellas en la Amazonía ecuatoriana, unas 120 en la zona costera y un pequeño porcentaje en la zona montañosa de los Andes.

El estudio -añadió- intenta dar a conocer la importancia de la preservación de los recursos “dulceacuícolas”, fundamentales también para la conservación de diferentes ecosistemas.

La investigación, publicada en la revista Fish Biology, advierte que en el país no se realiza un “manejo sustentable del recurso”, lo que se agrava por una alta contaminación de los ríos.

La polución fluvial y lacustre ha llegado a tal nivel en Ecuador que incluso se han encontrado “altos índices de metales pesados” en peces de la región amazónica, agregó.

El deterioro del recurso “dulceacuícola”, explicó Valdiviezo,  también repercute en los seres humanos, sobre todo entre las poblaciones originarias que habitan en la Amazonía y que tienen como principal fuente de proteínas a los peces.

Además, estas especies “cumplen funciones primordiales en la conservación de los ecosistema acuáticos”, ya que hay peces especializados en la limpieza de los ríos y la eliminación de los desechos.

Según Valdivieso, las pirañas, por ejemplo, cumplen un “rol fundamental”, pues son como “carroñeras de ríos”, encargadas de mantener limpios las afluentes amazónicos.

Hay también especies “que sólo se alimentan de microorganismos o sólo de algas y también han aparecido omnívoras”, algunas de ellas importantes en la dispersión de semillas y la regulación de las poblaciones de insectos en ciertas zonas.

Según Valdviezo, el estudio sugiere una serie de recomendaciones que implica la creación de un sistema nacional de seguimiento y monitoreo de peces de agua dulce y la elaboración de una normativa que impida la desaparición de especies.

Para él, por ejemplo, se deberían aplicar periodos de veda en la pesca de ciertas especies y, sobre todo, crear normativas que impidan que otras actividades, como la minería, contaminen las recursos hidrológicos del país.

Valdiviezo puso como ejemplo a Colombia, donde la comunidad científica de ese país ha logrado que haya “un manejo sustentable en algunas partes de sus ríos amazónicos”.

El estudio de Inabío, que cuenta con la colaboración de científicos nacionales y extranjeros, pretende ser “un primer paso” en la elaboración de información indispensable que permita a los tomadores de decisiones, sobre todo a las autoridades, aplicar normas para un manejo sostenible del recurso “dulceacuícola”.

“Los peces de agua dulce son un componente importante del legado biológico y cultural del pueblo ecuatoriano. Conservarlos para las generaciones futuras es vital”, reza la principal conclusión del estudio. EFE