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La oposición ciega, por revanchismos o desacuerdos, no tiene razón de ser en un régimen democrático y con funciones independientes.

Por tanto, no es correcto el anuncio de Pachakutik y otros grupos políticos de oponerse sin más a los proyectos del Ejecutivo.

Si un gobierno o grupo ciudadano envía un proyecto de ley al Parlamento, lo que deberían hacer los legisladores es analizarlo y, si fuera el caso, no aprobarlo. Pero esto tendrá que ser una vez que se conozca la propuesta.

“Deberían desterrar posturas que más parecen llevadas por la revancha y el ansia de poder”.

Votar en contra de un proyecto porque el bloque al que se pertenece es opositor al régimen no es una actitud responsable. Los legisladores son representantes de la población que los escogió y, si bien sus posiciones deben guardar coherencia con los principios y relaciones políticas de su organización, su compromiso básico es con los intereses de los ciudadanos.

Es en esa población en la que deberían pensar en el ejercicio de sus funciones, y a ella deberían rendirle cuentas de sus ejecutorias.

Si existe un real deseo de cambiar la forma de hacer política, deberían empezar por desterrar posturas que más parecen llevadas por la revancha y el ansia de figuración y poder que por el afán de trabajar por el bienestar de la ciudadanía, que debería ser el fin último de toda gestión pública.